25.1.09

Educación pública

Continúa la lentitud y la maraña burocrática en el seno del Ministerio de Educación (Minedu). Estos son factores negativos que forman parte principal de los verdaderos problemas que existen en las escuelas del Estado. Insistimos por ello en la urgencia de retomar el impulso inicial impreso durante el primer año del actual gobierno, circunstancia en la que se dirigieron políticas y voluntades convincentes a transformar la caótica realidad que nos ha llevado a ser el hazmerreír del mundo en materia de desempeño pedagógico y rendimiento escolar.

Uno de los principales responsables del bajo nivel académico de los docentes y del casi nulo aprovechamiento de los escolares, en materia de razonamiento y conocimientos, es el tantas veces viceministro de Gestión Pedagógica, Idel Vexler Talledo –recordemos que este personaje de la izquierda rosa ocupó tan alto cargo durante el paniaguato, continuó al lado del régimen toledista y ahora está entornillado al puesto en la presente administración aprista–, quien aparece en estos días promocionando, mediáticamente, un llamado “plan lector” y anunciando con bombos y platillos “el aumento de horas de clase” de aptitud verbal en las aulas públicas.

Pero, frente a esta actitud personalista de Vexler que sólo busca marquetear su figura con el objeto de continuar engañando a propios y extraños en relación a los logros pedagógicos, así como con la finalidad de granjearse un año más fondeado con recursos estatales, debemos decir que nada de esto tendrá éxito mientras siga persistiendo, por ejemplo, el sistema perverso de contratación de docentes; o mientras permanezcan deficiencias en la labor de las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL); o si sigue existiendo falta de liderazgo entre los directores de las Instituciones Educativas (IE) –antiguamente llamados centros educativos o colegios–; y mientras todos los años haya aulas sin maestros o con docentes sin contrato, situación que sólo se regulariza entrado el año lectivo escolar, cuando no al finalizar el mismo.

Es decir, ¿cómo puede trabajar un maestro planes de lectura si pasa tres, seis u ocho meses sin sueldo porque sencillamente la burocracia del Minedu no formaliza su contrato de trabajo? ¿Rendirá un profesor óptimamente si está en una situación precaria como la descrita? Además, no siempre los buenos maestros son los contratados pues entre los funcionarios de las UGEL y los directores de colegios se las ingenian para burlar la ley en medio de un tira y afloja destinado a contratar a sus amigos, dejando de lado la meritocracia. Por ello, una cosa es la propaganda que suele manejar astutamente Vexler y otra es que él dé una vuelta por las UGEL y las escuelas, para que vea cómo malos servidores públicos esconden las plazas de contrato con la intención de recibir coimas o de beneficiar a alguien que tiene el tarjetazo del partido de turno.
Si el desorden y la inmoralidad persisten en el sector Educación, todo lo demás seguirá siendo pura teoría.

EL COMERCIO

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