29.1.09

Todo lo resisto, menos la tentación

La frase de Oscar Wilde refleja claramente la fragilidad del ser humano. Es fácil pregonar que uno nunca debe ser seducido por la tentación, pero es difícil no caer, al menos, en alguna ocasión. Lo que los 'petroaudios’ nos demuestran es que algunos ven el Estado peruano como un fruto prohibido y no pueden contenerse en darle un mordisco. Incluso, como el riesgo de que sean expulsados del paraíso es mínimo, a medida que va avanzando el mandato, la desesperación es cada vez mayor y se empieza a perder cualquier inhibición.

Por ello, es vital disminuir el número de manzanas en la canasta estatal para reducir los objetos de deseo que puedan tentar. Petroperú es el ejemplo más claro, ya que no pueden dejar de manosearla y en los audios es frecuentemente mencionada. Esto último debido ya sea a derechos de exploración, transporte de combustible o compra de petróleo por licitación.

Más aún, una empresa que tiene ingresos de 11,000 millones de soles al año, pero que no tiene accionistas reales a quienes rendirle cuenta y su directorio está compuesto por partidarios o amigos del gobierno, es una crónica de corrupción anunciada. Sin embargo, el Congreso ha hecho que esa enorme manzana sea aún más tentadora retirándole controles y limitaciones, en lugar de tratar de auditarla y ajustarla. La solución estaría en la fiscalización por parte del mercado si las acciones se cotizaran en bolsa, aunque en la actualidad no parece existir ninguna voluntad gubernamental en reformar.

Por otro lado, están las compras estatales, por ejemplo, camionetas u hospitales, las que siempre serán una tentación. Por ello, este gobierno creó Perú Compra para mejorar la calidad de ejecución y transparentar la gestión. Sin embargo, parece que al final les dio pena dejar el sistema o los sectores no han querido soltar las licitaciones. El hecho es que han dado marcha atrás y la entidad nunca se ha implementado. Adicionalmente, el Estado cada día trata de regular más y existe una creciente tendencia a intervenir en el mercado, todo lo cual aumenta la discrecionalidad estatal y, por ende, la corrupción. Por el contrario, en un estado pequeño, eficiente y transparente difícilmente existirán objetos que despierten tentación. Ojalá el identificar la causa real de la corrupción –un Estado sobredimensionado– sea lo que los 'petroaudios’ nos dejen como lección.

PERU 21

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