30.1.09

Velocidad y percepción

La Blitzkrieg (guerra relámpago en alemán) fue una brillante estrategia militar, diseñada por Hans Guderian, que los alemanes utilizaron durante la II Guerra Mundial, perfeccionada posteriormente al extremo por Israel en la Guerra de los 6 Días de 1967.

Se trata de enfrentar al enemigo con una extrema movilidad, no siendo ya decisivo el contar con mayores tropas y equipo (a menudo los alemanes iban en inferioridad) sino la velocidad de actuación. Se evitaba el desgaste y todo el ataque se concentraba en un punto central (Schwerpunkt), donde los tanques, aviones y la infantería se lanzaban al unísono. Para todo esto se necesitaba una extrema coordinación en las comunicaciones.

Algo de esto tienen que aplicar García y Carranza para derrotar en la playa a la ola recesiva que se nos acerca. Tienen que diseñar y ejecutar planes rápidos, así como dotar de flexibilidad de gasto a sus subordinados y comunicar bien. Febrero será vital para anticiparse, porque los efectos de la política monetaria y fiscal toman tiempo luego de decidirse. Más que tener muchos recursos almacenados, lo que se debe hacer es usarlos rápidamente y en forma concentrada, y no repetir 1998, donde fuimos arrasados por la inercia del MEF y el BCR de aquel entonces. Por eso me preocupa la pachocha del BCR, que hace rato que ya sabe que la inflación de enero va a ser negativa y no baja encajes y tasas de referencia. Y por eso me alegra que Carranza haya actuado tan agresivamente ayer con este paquete inicial de medidas, que deben ser complementadas con más y más medidas. Valdivieso perdió tiempo precioso -¡pensando en bonos!- y hay que recuperarlo.

Y al periodismo le toca su parte. La mitad de la profundidad de las recesiones se debe a la caída de expectativas, de los animal spirits, y me preocupa cómo varios medios ponderados -no me refiero a La Primera ni a La República, pues esos más bien quieren que se joda todo- asustan innecesariamente a la gente.

Nadie dice que sean waripoleras o que oculten las malas noticias, pero no entiendo portadas tan alarmistas. Un experto me comentaba que gran parte del reciente bajón tan rápido en las economías chilenas y argentinas se debía al impresionante pesimismo que había contagiado la prensa local. Ese derrotismo económico es peligrosísimo. Hace poco vimos que esos medios serios patinaron feo inventando despidos en empresas donde no los había y magnificando las cifras de otros. Deberían pensar cómo a ellos se les caería la acción, se les complicarían los créditos y tendrían una seria zozobra y desmoralización laboral interna si alguien les inventa por allí que han botado 500 trabajadores o si despiden a cinco personas y les ponen que han echado a cien. ¿Y por qué creer tan a pie juntillas las cifras de empleo que dan los sindicatos comunistas, evidentemente parte interesada en que el sistema de libre mercado se resienta con la crisis? ¿Ingenuidad o búsqueda de portadas impactantes? También existe responsabilidad en los líderes de opinión, con PPK diciendo que 1,500 containers de espárragos están tirados en el Callao o Farah de la SNI sacando miles de despedidos de no sé dónde. O Valdivieso bautizando infaustamente como Plan Anticrisis a sus medidas.

El filósofo George Berkeley decía que ser es ser percibido, que tú eres

para los demás como te perciben y no como eres en realidad. Si se ponen a

gritar que estamos jodidos, pues acabaremos jodidos.

Aldo Mariátegui

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