No deseaba escribir sobre la matanza de palestinos en Gaza. Es demasiado obvia la repugnancia y el horror y es, por tanto, reiterar cuanto ya han dicho todos los seres honestos del planeta.
Decidí escribir algo, después de escuchar a una madre desgarrada diciendo: mi pequeña hija era linda como la Luna, la niña quedó desfigurada por una lluvia de fósforo. Tres hermanitos que parecían ángeles, muertos a la orilla de los gemidos de sus padres. Centenares de cadáveres inocentes descuartizados por el odio y la metralla.
Decidí escribir algo, sobre todo, después de presenciar el cinismo de los presidentes europeos, solidarizándose con los asesinos. Israel, para estos hijos de quién sabe quién, los israelitas, han sido las víctimas. ¡Qué asco! Ahora para tranquilizar las cloacas de sus conciencias enviarán mantas, aspirinas, algo de cemento y muchas lágrimas de cocodrilo.
Decidí escribir algo, indignado por la indiferencia atroz de la inmensa mayoría de los gobiernos y de la complicidad de otros, sobre todo el apoyo impúdico del imperio yanqui. Por la indiferencia de gran parte del género humano. ¡Qué triste!
Fue oportuna y emocionante la solidaridad de Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
Decidí escribir algo, después de escuchar a una madre desgarrada diciendo: mi pequeña hija era linda como la Luna, la niña quedó desfigurada por una lluvia de fósforo. Tres hermanitos que parecían ángeles, muertos a la orilla de los gemidos de sus padres. Centenares de cadáveres inocentes descuartizados por el odio y la metralla.
Decidí escribir algo, sobre todo, después de presenciar el cinismo de los presidentes europeos, solidarizándose con los asesinos. Israel, para estos hijos de quién sabe quién, los israelitas, han sido las víctimas. ¡Qué asco! Ahora para tranquilizar las cloacas de sus conciencias enviarán mantas, aspirinas, algo de cemento y muchas lágrimas de cocodrilo.
Decidí escribir algo, indignado por la indiferencia atroz de la inmensa mayoría de los gobiernos y de la complicidad de otros, sobre todo el apoyo impúdico del imperio yanqui. Por la indiferencia de gran parte del género humano. ¡Qué triste!
Fue oportuna y emocionante la solidaridad de Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua.
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