23.1.09

Ministro debe asumir responsabilidad y renunciar

Los graves sucesos del desalojo en el santuario de Pomac no pueden pasarse por alto ni quedar impunes. El enervante saldo de dos policías muertos y el alto número de heridos como producto de la improvisación y la falta de inteligencia policial reclaman investigación y sanción al más alto nivel funcional y político.


En ello no debe incluirse solo a los operadores directos, que tuvieron gruesas fallas, sino también al propio ministro del Interior, Remigio Hernani, quien debe asumir la responsabilidad política que le corresponde y renunciar o ser separado.


¿Cómo es posible que un titular de un sector tan gravitante como el del Interior declare cosas tan absurdas como : "El presidente Kennedy, con toda la inteligencia, con todos los superagentes, fue asesinado"? Ese atajo tan insólito y fuera de lugar para tratar de eludir su responsabilidad solo revela su incapacidad para dirigir una cartera que debe velar por la seguridad y el orden interno de los ciudadanos en tiempos muy difíciles.


Eso no es todo. Bien es cierto que un ministro no puede estar en cada detalle de su gestión. Pero sí puede y debe fijar y dar las orientaciones de la política de gobierno en su sector, luego de un análisis objetivo que considere todas las variables y escenarios que la compleja y cambiante realidad le presenta.


Ante todo, no se puede descuidar las básicas provisiones de agua y comida para un contingente policial numeroso, lo que revela una pobre logística y una gran desidia. Luego, ante la protesta social violenta y a gran escala de estos días, como ya sucedió antes en Moquegua y otros lugares, no se puede descartar la presencia de agitadores políticos o de francotiradores.


Para enfrentar eso, deben dar prioridad a la inteligencia policial, que inexplicablemente ha sido tan descuidada. La verdad es que la entrada de Hernani al sector se caracterizó principalmente por el desmantelamiento de mecanismos y programas de la gestión previa, en lo que parecía haber más un ánimo revanchista y personalista que un interés real por mejorar las cosas y restaurar el orden y el principio de autoridad.


De eso se trata ahora. Al Gobierno le corresponde hacer cumplir la ley dentro del marco de respeto a los derechos humanos sí, pero eso no debe confundirse con ausencia de autoridad. Si, como en el caso de Santa Anita, hay invasores con piedras que además se escudan cobardemente en mujeres y niños, pues tiene que coordinarse con las autoridades fiscales y judiciales el mejor momento para intervenir, luego de un exhaustivo análisis de inteligencia. Y a los cabecillas y provocadores, así como a los asesinos de policías, tiene que capturárselos y denunciarlos penalmente ante el Poder Judicial para que paguen muy caro por su crimen.


Entre tanto, la política de seguridad interna debe ser evaluada para promover la institucionalidad policial y recobrar la confianza ciudadana, lo que pasa necesariamente por la renuncia y el cambio de ministro.


El asunto es muy delicado. Pero el Gobierno debe entender que no se trata de perturbar la estabilidad del país sino, por el contrario, de promoverla, pues creemos que la presencia de un ministro inepto y desprestigiado solo daña la coherencia y autoridad moral que necesita un equipo ministerial

COMERCIO

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