28.1.09

Y llegó el reinado de Azángaro

La designación de Ingrid Suárez como contralora es la muestra brutal del tarjetazo oficialista para colocar a personas ‘capacitadas’ en puestos influyentes. Si se tiene un ‘padrino’ uno puede aparecer hasta en el pupitre del ministro del Interior jugando a la guerrita con los policías de plomo en Pómac para la ‘cortina’ de siempre. ‘Ing’ pasó todas las vallas y exámenes habidos y por haber, bañada en pus oscura, porque no fue ingeniera sino contadora, siendo nada profesional sino técnica y tanta glotonería de mentiras mal dirigidas en el papelón Duty Free: convirtiéndose en flema color cartel chicha, pues estudió en España pero con profesores fantasmagóricos. Esta señora escribió su historia como una reina empachada del Azángaro con el único grado de ser una marioneta del alanismo más patético; en este caso, la Comisión Webb y los apristas la hicieron resbalar hacia un cargo que requiere, por lo menos, la máxima de las virtudes del espíritu que e-llos mismos carecen: la verdad. Hora cero: la ‘Ing’ está frita pescadita –pejerREY- frente a la justicia y trastabilla tomando pisco 7.9. Cabe preguntarse si alguien más ostenta mucho siendo muy poco en el go-bierno. Que los congresistas no son santos de la devoción ni del más lánguido miserable. Que Azángaro está muy cerca del Congreso y si juraron amor a la patria frente a una cruz, pongo las manos al fuego que estos sí son ‘contadores’. Lo dicen sus sueldos, sus votos, sus pagos diarios de lobby por estar donde están. Que tiren la primera piedra, ya. Que la lancen sin más.

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