30.1.09

Ruta antimafia

¿Quién está sometiendo al Perú a nuevos psicosociales, como solía hacer el tristemente célebre Vladimiro Montesinos Torres? En este momento, desde el poder mediático progre algunos hombres y mujeres de prensa hacen coro común alrededor de una telenovela donde, por capítulos –que más parecen señales de clara extorsión–, se entregan audios conseguidos vía el ilícito “chuponeo”.

En particular se trata de ciertos personajes que antes trabajaron solícitamente para el fujimontesinismo, pero que luego de caer ese régimen no dudaron en pasarse a los sectores caviares para, desde ahí, levantar su dedo acusador contra Alberto Fujimori y denostar del proceso al cual prestaron servicios –rentados– profesionales.

Ahora, específicamente sobre el tema de los “petroaudios”, esos “periodistas” –dotados de una indudable vocación histriónica y capacidad camaleónica– pretenden presentarse falsamente como héroes o víctimas de una persecución por el hecho de denunciar a Rómulo León Alegría, Alberto Quimper, Ernesto Arias Schreiber, etc. Uno de ellos incluso –el “hipersensible”– no deja de llorar y renegar todas las mañanas desde una emisora radial acerca de su abrupta salida de la dirección de un periódico. Sin embargo la ruta establecida por ellos está equivocada, es como una silla coja pues sólo ponderan y enfatizan contra los “chuponeados”, pero olvidan incriminar a quienes contrataron a los “chuponeadores”.

Este doble discurso es una pésima lección para el buen periodismo y para los hombres y mujeres de prensa jóvenes. Así nosotros postulamos que se investigue por igual a ambos grupos mafiosos, a los que usan al Estado para hacer lobbies y a quienes interceptan correos o teléfonos (autores materiales e intelectuales). Si algunos columnistas caviares y determinados conductores de radio o televisión prefieren torcer la perspectiva en el caso de los “multiaudios”, consideramos un deber ineludible enderezarla a fin de que se llegue al fondo de la verdad y se castigue todas las formas de corrupción que existen en este affaire.

La prensa imparcial e independiente se enfrenta al poder. Y si existen colaboradores eficaces en este caso, pues hay que darles la importancia que tienen sus denuncias como tales. Si se sindica como sospechosa de haber pagado a Business Track (para chuponear) a Petro-Tech, entonces la puntería debe dirigirse también por este lado, y no proceder a distraer a la platea con psicosociales encubridores. Si también resultan sospechosos poderosos estudios jurídicos, entonces no caben subterfugios para incluirlos en las investigaciones periodísticas. Hacer omisiones a estas alturas –por parte de una cofradía o argolla mediática– es peligroso porque demostraría que un sector de la prensa no fiscaliza al poder sino que en rigor formaría parte de sus intereses. Ello resultaría sumamente cuestionable, como cuando se esconden audios por meses y se entregan bajo cálculo interesado o –¿quién sabe?– dentro de un escenario al final chantajista. La ruta correcta a seguir tiene que ir contra todas las mafias. Vengan de donde vengan

EXPRESO

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