Una semana puede ser una eternidad en política, pero una década se pasa volando. El manejo del tiempo fluctúa tremendamente y siempre parece estar en función del interés político o de la cercanía de una elección. En el caso de Pómac, es injustificable que a los invasores se les haya permitido aprovecharse tranquilamente de más de mil hectáreas del bosque durante ocho largos años sin sufrir mayores restricciones o limitaciones. Los encargados de desalojarlos deben de haber estado preocupados con el riesgo de generarse anticuerpos en ciertos sectores y, por ello, no habrían actuado con firmeza durante años. Más aún, el haberles permitido que se quedaran tanto tiempo posibilitó a los traficantes de tierras consolidar su posición e, incluso, generar recursos para formar o contratar grupos armados. Al final de cuentas, entre gestión y gestión, se perdió casi una década, pero eso a ningún político sorprendió.
Habiendo transcurrido tantos años para finalmente intentar desalojar a los invasores, de pronto la urgencia es insostenible en Interior y no hay tiempo para una adecuada preparación que asegure el éxito de tamaña operación.
Además, en algún momento del proceso alguien se preocupó nuevamente en los probables anticuerpos que se generarían en cierto sector y decidió que los invasores no corran riesgo enviando desarmados a los efectivos a cargo de desalojarlos. Como resultado, dos efectivos fueron asesinados y todo el cuerpo policial, desmoralizado.
Por otro lado, es evidente de que al presidente de la República no le gusta que la presión de la opinión pública sea quien le dicte los cambios en su gabinete y preferiría despedir al ministro del Interior cuando el incidente se haya enfriado. Sin embargo, por el afán de ganar tiempo está dando señales equivocadas. En primer lugar, la operación claramente no ha sido un éxito y se debió haber hecho el desalojo a mucho menor costo. Los comentarios de Alan García deben de haber bajado aún más la moral policial.
Asimismo, si el que está a cargo del sector no quiere asumir su responsabilidad, como exigir al subalterno que cumpla con su función. Si bien los tiempos de los políticos son diferentes a los del resto, en esta ocasión no tiene justificación alguna el postergar lo que es una inevitable decisión.
PERU 21
Habiendo transcurrido tantos años para finalmente intentar desalojar a los invasores, de pronto la urgencia es insostenible en Interior y no hay tiempo para una adecuada preparación que asegure el éxito de tamaña operación.
Además, en algún momento del proceso alguien se preocupó nuevamente en los probables anticuerpos que se generarían en cierto sector y decidió que los invasores no corran riesgo enviando desarmados a los efectivos a cargo de desalojarlos. Como resultado, dos efectivos fueron asesinados y todo el cuerpo policial, desmoralizado.
Por otro lado, es evidente de que al presidente de la República no le gusta que la presión de la opinión pública sea quien le dicte los cambios en su gabinete y preferiría despedir al ministro del Interior cuando el incidente se haya enfriado. Sin embargo, por el afán de ganar tiempo está dando señales equivocadas. En primer lugar, la operación claramente no ha sido un éxito y se debió haber hecho el desalojo a mucho menor costo. Los comentarios de Alan García deben de haber bajado aún más la moral policial.
Asimismo, si el que está a cargo del sector no quiere asumir su responsabilidad, como exigir al subalterno que cumpla con su función. Si bien los tiempos de los políticos son diferentes a los del resto, en esta ocasión no tiene justificación alguna el postergar lo que es una inevitable decisión.
PERU 21
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