1.2.09

Golpe a golpe

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

El muy cambiante mundo de Alan García.

Resucitó la especulación de que los ‘multiaudios’ (es injusto limitar el espíritu empresarial de Rómulo León al petróleo) eran, en el fondo, una conspiración marina contra el presidente Alan García. Y, ahora, la supuesta víctima respalda la versión.

Hace un par de semanas circuló en espacios periodísticos –como este– la especulación de que un grupo vinculado al vicepresidente Luis Giampietri –marinos de Business Track, otros marinos y unos civiles– estaba en una movida para bajarse a García. Entonces, este rechazó tal posibilidad.

Pero hace un par de días, después de que el congresista Víctor Andrés García Belaunde la relanzara, el presidente la aceptó (aunque sin mencionar a Giampietri): “Detrás de estos audios había un ánimo de destrucción del sistema político”.

Un indicio del complot ofrecido por ‘Vitocho’ serían las arengas de “viva el presidente Giampietri” que se lanzarían en algunas celebraciones marinas. Pero este no es un indicio muy sólido, la verdad, pues ya se sabe que en las reuniones sociales castrenses –como en toda cita con tragos– se lanzan muchas tonterías, tal como nos lo recordó, hace poco, el video del ya defenestrado general Edwin Donayre.

¿Qué hizo variar de opinión al presidente García sobre la verosimilitud del supuesto golpe? Podría ser algo que sólo él y su grupo saben, ganas de hacerse la víctima o, tal vez, su creciente vocación por cambiar de opinión sin justificarlo.

Por ejemplo, anteayer el presidente respaldó la difusión de los audios (“muy bien que se publiquen las cosas, que salga todo”), cuando apenas unos días antes había mandado al Congreso, con su firma, un proyecto de ley para meter preso al periodista que difundiera ese tipo de material.

Este cambio de actitud presidencial es más notable aún si se tiene en cuenta que, a los dos días de que se divulgaran los primeros audios, en octubre pasado, y cuando algunos medios todavía se rasgaban las vestiduras por dichas revelaciones, el jefe del Estado salió a decir que le parecía muy bien que se hubieran difundido porque eso ayuda a combatir a la corrupción. Pero, unas semanas después, redujo el tema a un simple ‘escandalete’ y a pechar a los ‘malditos chuponeadores’.

Mi impresión es que no había un complot para traerse abajo al presidente García, pero sí un intento de un grupo que quiere ganar influencia dentro del gobierno con el fin de ganar mucho dinero. Un grupo que ronda y asedia al presidente desde la campaña electoral, que no tiene nada que ver con el dúo dinámico León-Químper, que implica un cebiche mixto con los moluscos más impensados, y que todavía sigue ahí.

LA REPUBLICA

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