Para el gobierno el 2008 fue un año extraño en lo político, ya que, con muy breves intervalos, cayó de las alturas de la exitosa cumbre de ALC-UE al preocupante nivel de la intensificación de conflictos sociales para luego desplomarse en caída libre al fondo del escándalo del faenón. Y termina el año levantándose con la ola positiva dejada por la cumbre de APEC. Más que un recuento político, parece un paseo en montaña rusa.
Considerando que la realización en un solo año de dos cumbres de esa envergadura –prácticamente todos los principales países del mundo estuvieron representados al más alto nivel– no se volverá a repetir por mucho tiempo, el gobierno desaprovechó una brillante oportunidad de poder consolidar su posición. Lamentablemente la mayor parte de sus problemas fueron autoinfligidos, como el aumento de los conflictos sociales, especialmente en las regiones, lo cual se debió en parte a que los problemas de fondo nunca se solucionaban por completo luego de la apagada inicial del incendio.
Debido a eso, los conflictos latentes se fueron acumulando y explotaban nuevamente, tanto que en un momento determinado pareció que la situación se les escapaba de las manos. Quizás el principal error del gobierno fue insistir por demasiado tiempo con el gabinete Del Castillo; el ejercicio del poder desgasta y, al cabo de dos años, era evidente que hacía falta nuevo oxígeno en el Ejecutivo. Más aun, un cambio temprano hubiera permitido a Del Castillo asumir algún liderazgo tan necesario en el Congreso, ya que este poder hoy parece sufrir de más desorden que el acostumbrado.
Por otro lado, el puntillazo final que le cerró toda posibilidad al gobierno de tener un año triunfal fue la denuncia sobre el faenón. Un gabinete más fresco le hubiera permitido manejar mejor la situación. De cualquier manera, García debe estar muy agradecido a los medios por haber destapado los petroaudios, pues al haber ocurrido justo a la mitad de su quinquenio, cuando empieza a ser más evidente que el cansancio o el relajo empieza a causar estragos, el shock que le debe haber causado la denuncia lo debería de mantener en guardia hasta el final. Solo así podrá evitar que termine otro mandato con la misma percepción de corrupción con que terminó el anterior. Vamos a ver si realmente aprendió la lección.
Considerando que la realización en un solo año de dos cumbres de esa envergadura –prácticamente todos los principales países del mundo estuvieron representados al más alto nivel– no se volverá a repetir por mucho tiempo, el gobierno desaprovechó una brillante oportunidad de poder consolidar su posición. Lamentablemente la mayor parte de sus problemas fueron autoinfligidos, como el aumento de los conflictos sociales, especialmente en las regiones, lo cual se debió en parte a que los problemas de fondo nunca se solucionaban por completo luego de la apagada inicial del incendio.
Debido a eso, los conflictos latentes se fueron acumulando y explotaban nuevamente, tanto que en un momento determinado pareció que la situación se les escapaba de las manos. Quizás el principal error del gobierno fue insistir por demasiado tiempo con el gabinete Del Castillo; el ejercicio del poder desgasta y, al cabo de dos años, era evidente que hacía falta nuevo oxígeno en el Ejecutivo. Más aun, un cambio temprano hubiera permitido a Del Castillo asumir algún liderazgo tan necesario en el Congreso, ya que este poder hoy parece sufrir de más desorden que el acostumbrado.
Por otro lado, el puntillazo final que le cerró toda posibilidad al gobierno de tener un año triunfal fue la denuncia sobre el faenón. Un gabinete más fresco le hubiera permitido manejar mejor la situación. De cualquier manera, García debe estar muy agradecido a los medios por haber destapado los petroaudios, pues al haber ocurrido justo a la mitad de su quinquenio, cuando empieza a ser más evidente que el cansancio o el relajo empieza a causar estragos, el shock que le debe haber causado la denuncia lo debería de mantener en guardia hasta el final. Solo así podrá evitar que termine otro mandato con la misma percepción de corrupción con que terminó el anterior. Vamos a ver si realmente aprendió la lección.
PERU 21
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