4.1.09

En busca del tiempo perdido

Tiene mucha razón Juan Carlos Tafur cuando menciona la falta de nuevas propuestas en el debate político. Por el lado liberal, la sequía creativa sería generada por una cierta complacencia ante el sesgo proempresario –aunque ciertamente no es promercado– del gobierno. Mientras que en el lado estatista, que uno hubiera pensado que se habría revigorizado por la crisis del capitalismo mundial, solo han atinado a desempolvar las viejas recetas que ya han fracasado. Por lo tanto, en la actualidad estamos frente a un panorama que parece desalentador de aquí a la próxima elección, con candidatos de todos los bandos simplemente buscando el poder por el poder, sin ofrecer nada nuevo a cambio.

Esta sensación de desaliento se agudiza si consideramos que hemos pasado por un largo período de bonanza, que hemos realmente desperdiciado. Ahora nos encontramos contemplando el fin de este período de alto crecimiento sin haber reformado nuestra sociedad o economía. Los peruanos seguimos sufriendo de la peor educación y salud pública de la región, nuestra infraestructura sigue deteriorada, los trabajadores con empleo adecuado siguen siendo minoría, el Estado es aún más ineficiente de que lo era hace unos años y no hemos permitido que se desarrolle el mercado. Uno tiene la impresión de que tanto el actual como el anterior gobierno no han tenido, en ningún momento, una agenda de reformas a mano para poder implementar ante la situación. Por ello no es sorprendente que, ante la falta de ideas, hayan dejado escapar esta inusualmente favorable ocasión para reformar y progresar.

Sin embargo, de esta lamentable oportunidad perdida debemos extraer una clara lección, especialmente a medida que nos acercamos al 2011. Es vital para la próxima elección forzar un debate profundo de ideas. Debemos exigir de los candidatos una precisa visión para el futuro del país.
Tenemos que impedir a toda costa el caer nuevamente en la disyuntiva de tener que escoger a alguien solo por ser el menos malo. Para lograr recuperar el tiempo perdido será fundamental asegurar que el próximo gobierno que elijamos no sea improvisado y cuente con un plan adecuado, preparado de antemano, que tenga como objetivo el llevarnos a la modernidad. Los pueblos no pueden desperdiciar alegremente situaciones tan propicias y favorables para lograr desarrollarse como las que hemos tenido los últimos cuatro años.
PERU21

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