FESTIVAL DE COLORES
María Luz Crevoisier.
Periodista
Entre los principales logros de un sistema democrático como el del Perú está el creciente movimiento cultural en sus principales ciudades. De esto dan cuenta diversos festivales cinematográficos, teatrales y poéticos, así como diversas exposiciones fotográficas y pictóricas; además de charlas, conferencias, ferias de libros y encuentros de distinta índole. En uno de estos encuentros culturales resalta la exposición de pintura de uno de los más grandes representantes de la plástica peruana. Macedonio de la Torre, pionero de diversas tendencias y maestro de varias generaciones, nació un 27 de enero de 1893 en la hacienda Chuquisongo, en La Libertad, en el seno de una esclarecida familia, por lo que pudo acceder a una formación exclusiva en los mejores colegios de Trujillo.
De la Torre fue primo hermano del líder y fundador del Partido Aprista Peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre, y de su hermano, también político, Agustín. Mientras sus parientes se internaban en los vericuetos de la política, él prefirió incursionar en los misterios del color y de la forma para descubrir un mundo que lo llevó a la creación de expresiones verdaderamente notables, como maravillosas selvas o rincones paisajísticos.
Terminados los estudios secundarios, De la Torre ingresó a los claustros trujillanos, donde encontraría aquellos hitos que conformaron el Grupo Norte, como el poeta César Vallejo, quien leyó por vez primera los versos de Los Heraldos Negros en la casa del futuro pintor, durante una reunión organizada por otros integrantes del mismo grupo, como Antenor Orrego, Federico Esquerre, Eloy Espinoza, Alcides Espelucín, entre otros.
Decidido a dar forma a su vocación, viajó primero a Chile y luego a Argentina. Trabó amistad con el pintor del barrio de La Boca, Quinquela Martín, quien le mostró la magia del color y su brillante manejo de la técnica. Ya casado con Adriana Lozada Bello, Macedonio viajó por Europa. En 1928, expuso en el Salón de Otoño de París; en 1929, en el Salón de los Independientes. En Europa, se reuniría con viejos amigos, como Vallejo, Carlos More y Percy Gibson. Macedonio de la Torre, antes de su retorno al Perú (1930), hizo un retrato de Vallejo acentuando sus líneas mestizas y la adustez de su rostro. Sería la última vez que vería al autor de Trilce.
En Lima se dedicó a trabajar intensamente hasta su fallecimiento, el 13 de mayo de 1981, imbuido de tendencias diversas como el indigenismo, el expresionismo, el puntillismo, el impresionismo, el cubismo y en un incipiente abstraccionismo. Así lo testimonia la extraordinaria exposición que en su homenaje se presenta en el centro cultural Inca Garcilaso de la Vega.
María Luz Crevoisier.
Periodista
Entre los principales logros de un sistema democrático como el del Perú está el creciente movimiento cultural en sus principales ciudades. De esto dan cuenta diversos festivales cinematográficos, teatrales y poéticos, así como diversas exposiciones fotográficas y pictóricas; además de charlas, conferencias, ferias de libros y encuentros de distinta índole. En uno de estos encuentros culturales resalta la exposición de pintura de uno de los más grandes representantes de la plástica peruana. Macedonio de la Torre, pionero de diversas tendencias y maestro de varias generaciones, nació un 27 de enero de 1893 en la hacienda Chuquisongo, en La Libertad, en el seno de una esclarecida familia, por lo que pudo acceder a una formación exclusiva en los mejores colegios de Trujillo.
De la Torre fue primo hermano del líder y fundador del Partido Aprista Peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre, y de su hermano, también político, Agustín. Mientras sus parientes se internaban en los vericuetos de la política, él prefirió incursionar en los misterios del color y de la forma para descubrir un mundo que lo llevó a la creación de expresiones verdaderamente notables, como maravillosas selvas o rincones paisajísticos.
Terminados los estudios secundarios, De la Torre ingresó a los claustros trujillanos, donde encontraría aquellos hitos que conformaron el Grupo Norte, como el poeta César Vallejo, quien leyó por vez primera los versos de Los Heraldos Negros en la casa del futuro pintor, durante una reunión organizada por otros integrantes del mismo grupo, como Antenor Orrego, Federico Esquerre, Eloy Espinoza, Alcides Espelucín, entre otros.
Decidido a dar forma a su vocación, viajó primero a Chile y luego a Argentina. Trabó amistad con el pintor del barrio de La Boca, Quinquela Martín, quien le mostró la magia del color y su brillante manejo de la técnica. Ya casado con Adriana Lozada Bello, Macedonio viajó por Europa. En 1928, expuso en el Salón de Otoño de París; en 1929, en el Salón de los Independientes. En Europa, se reuniría con viejos amigos, como Vallejo, Carlos More y Percy Gibson. Macedonio de la Torre, antes de su retorno al Perú (1930), hizo un retrato de Vallejo acentuando sus líneas mestizas y la adustez de su rostro. Sería la última vez que vería al autor de Trilce.
En Lima se dedicó a trabajar intensamente hasta su fallecimiento, el 13 de mayo de 1981, imbuido de tendencias diversas como el indigenismo, el expresionismo, el puntillismo, el impresionismo, el cubismo y en un incipiente abstraccionismo. Así lo testimonia la extraordinaria exposición que en su homenaje se presenta en el centro cultural Inca Garcilaso de la Vega.




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