29.12.08

Donde se pone el dedo salta la pus

La denuncia sobre el mal uso de los recursos para el rancho de los efectivos policiales, y para el combustible asignado al uso de los patrulleros, ha traído reacciones que confirman que la corrupción en la Policía data de muchos años y es generalizada. Tanto un ex director general como un ex viceministro del Interior han reconocido que durante sus respectivas gestiones no lograron romper las mafias que, sin lugar a dudas, existen en esa institución, debido a que el reglamento interno protege a los corruptos o porque estos logran ser repuestos por el Poder Judicial después de ser dados de baja por malos manejos. Entonces, estamos ante una verdad alarmante e innegable: el uso indebido de fondos públicos en la Policía es un hecho conocido durante años por los encargados del sector. Sin embargo, se ha dejado que continúe ya sea por la incapacidad para actuar, por falta de voluntad para comprarse el pleito, o por complicidad. Incluso, ahora también se denuncia que existirían malos manejos en la utilización de los recursos para salud y vivienda del personal policial. Ante esta evidencia no se puede permitir que en esta ocasión la investigación sea superficial y solo sancione a unos cuantos de los involucrados. Lo que se requiere con carácter de urgencia es la reestructuración de una institución fundamental para nuestra sociedad, y que no está cumpliendo con su función.

Por ello llama tremendamente la atención la posición asumida por el ministro del Interior, quien no considera que sea necesaria una reforma a fondo para la Policía –incluso cree que el número desmedido de generales no solo es correcto, sino que hasta faltan algunos más. Sin embargo, el mismo general Hernani reconoce que la inseguridad ciudadana se ha convertido en el peor problema que tiene hoy en día nuestro país. ¿Cómo cree el general que se llegó a tan preocupante estado si no es debido a la ineficiencia de su institución? ¿Cómo espera revertir la dramática situación en que nos encontramos sin una reforma o reestructuración? Para poder siquiera empezar a corregir algo, el primer paso tiene que ser reconocer la gravedad de la situación. Tanto la inseguridad ciudadana como la corrupción entre los altos mandos policiales han llegado a niveles intolerables que requieren de inmediato que se tome acción, pero esta lamentablemente no será efectiva si es que no se realiza con convicción.

PERU21

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