29.12.08

Si vis pacem...

Como era previsible, gran parte de la comunidad internacional ha reaccionado con feroces críticas ante la respuesta israelí a los ataques de Hamás a la población civil del sur de Israel (aunque algunos, como Torre Tagle, han optado por una posición equidistante, a través de un comunicado en el que exhorta a “todas las partes” a suspender actividades militares).
Las críticas a la supuesta desproporcionalidad de la respuesta no resisten el menor análisis. La operación tiene como objetivo estrictamente a los terroristas y busca recuperar la calma en el área donde viven unos 250.000 israelíes que hace ocho años sufren continuos ataques con cohetes desde la Franja de Gaza. Y si se mira con atención las fotos tomadas por las agencias internacionales, se verá que la mayoría de los cadáveres llevan los uniformes del grupo terrorista. Lamentablemente, en una operación de esta envergadura, por más quirúrgica que sea, los daños colaterales no pueden evitarse. Pero estos no son responsabilidad de Israel sino de los terroristas, que usan a la población civil palestina como escudo humano.


Ningún país del mundo toleraría impasible durante largos años que desde territorio extranjero arrojen cien misiles diarios contra sus ciudadanos. Sucesivos gobiernos israelíes, sin embargo, ensayaron respuestas militares limitadas –básicamente operaciones comando de liquidación selectiva de cabecillas terroristas­­– que probaron no ser exitosas. Porque Hamás es a estas alturas un peligro estratégico. Dispone de un ejército de 17.000 hombres bien armados. Sus misiles superan ya el radio de los 40 kilómetros y los proyectiles Katiusha y Grad tienen un alcance mayor. Ha copiado el modelo de Hezbolá y dispone de una red de búnkeres, túneles, campos minados y proyectiles antitanque.

Si se quiere realmente paz en esa zona, entonces habría que apoyar y no criticar las acciones de Israel. Solo liquidando al Hamás, organización que sigue los dictados de Damasco y Teherán, se podrá dar nuevo aliento a Fatah y a los moderados palestinos para una posible negociación.

Por último, dos observaciones al pasar. La comunidad internacional, tan presta a condenas si de Israel se trata, no dijo ni pío cuando el pasado miércoles Hamás lanzó un proyectil contra el paso de Erez en momentos que una fila de cristianos hacía cola para asistir a la misa del gallo en Belén. La otra es que estos sucesos se producen justo cuando murió Samuel Huntington, ese profeta moderno que anticipó el 11-S en su “Choque de Civilizaciones”. Porque, no nos engañemos, Israel es el primer objetivo de los fanáticos islámicos, no el único. El otro son los cristianos. “Después de liquidar el sábado viene el domingo”, es el canto de los terroristas del Hamás. Estamos advertidos.
LA RAZON

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