24.12.08

Niños en semáforos

El bullicio de los días previos a Navidad, el frenesí comercial del momento y los preparativos para despedir el año no debería alejarnos de una sincera reflexión sobre la pobreza y el estado de abandono en el que se encuentran miles de niños. Mientras hay padres responsables que se esfuerzan por darle a sus hijos una pascua navideña feliz, hay otros que a sus vástagos los hacen trabajar en las intersecciones de las principales avenidas de la ciudad o los obligan a subir a las unidades de transporte público a fin de vender golosinas o cantar a cambio de unas monedas.

Triste ha sido conocer la noticia del atropello de una niña de 11 años de edad el último domingo 21 de diciembre en la cuadra 27 de la avenida Aviación, a horas en que el país entero se ponía de pie para apoyar a la Teletón. Precisamente, el despliegue periodístico atento a los resultados de la colecta pro Hogar Clínica San Juan de Dios hizo que el referido accidente pasara inadvertido. Pero ¿qué podemos hacer para evitar que más niños mueran o queden lesionados en las pistas cuando son embestidos por autos que se dan a la fuga luego de atropellar a esos inocentes infantes que están trabajando o pidiendo una caridad?

Hay que pedir a los políticos menos hipocresía, pues no olvidemos que semanas antes de realizarse la V Cumbre ALC–UE (mayo de 2008) o de llevarse a cabo la cita del APEC (noviembre último), sectores del gobierno coordinaron un empadronamiento y medidas destinadas a retirar a personas de las calles, pues consideraron que las personas que viven en la indigencia dan un deplorable espectáculo en la capital. Sin embargo, ¿qué se buscó entonces? ¿Limpiarle la cara a Lima momentáneamente para que los menesterosos no dieran “mal aspecto” mientras las comitivas oficiales o las numerosas delegaciones de visitantes provenientes del extranjero circularan por nuestros suburbios?

¿Qué pasó con esos programas sociales ad hoc que registraron (vía la coordinación del Ministerio de la Mujer, Ministerio del Interior, Fiscalía y Serenazgo) a los necesitados durante los megaeventos en los cuales el Perú fue anfitrión? Ahora vemos que nuevamente proliferan al pie de los semáforos muchísimas criaturas de corta edad, en especial de cinco, seis o siete años, arriesgando su vida al ser víctimas potenciales no sólo por el peligro que representa estar en cualquier calzada sino porque debido a su estatura a veces no son visibles, sobre todo desde el timón de las camionetas 4x4 o de vehículos aún mayores.

Podrá decirse desde el oficialismo que el problema socioeconómico es tan complejo y profundo que los presupuestos no se dan abasto para ayudar a tanta gente pobre. Es cierto pero aquello no justifica que las autoridades se mantengan indiferentes ante el abandono en que se encuentran los niños. Exigimos retomar, por ejemplo, los planes de asistencia a favor de la niñez impulsados durante el período en que estuvo al frente de la cartera de la Mujer la ministra Susana Pinilla, a fin de establecer cuántos infantes callejeros realmente necesitan ayuda y cuáles son explotados por adultos inescrupulosos que los obligan a trabajar o a pedir limosna.

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