29.12.08

El desafío del 2009

Por Alfredo Torres Guzmán. Ipsos Apoyo


Los economistas peruanos suelen recordar que los años terminados en 8 tienden a ser años de crisis en el Perú. El 2008 prometía romper el maleficio, el Perú se encontraba transitando por el mejor año económico de su historia cuando estalló la crisis internacional y se derrumbaron las bolsas de valores y los precios de nuestras exportaciones. Sin embargo, a diferencia de otras épocas, el Perú ha venido creciendo con tanta vitalidad que los primeros efectos de la crisis no han logrado detener ese proceso y concluirá el año con una tasa de crecimiento del PBI del 9%, la mayor de América Latina y similar a la de la mismísima China. Esta tasa bien justifica un brindis por el año que termina.


De otro lado, es verdad que el crecimiento no ha sido igual para todos y que muchos compatriotas continúan viviendo ajustadamente. Para ellos, el 2008 no ha sido motivo de celebración. Por el contrario, la inflación anual, superior al 6% y con incrementos mayores al 10% en algunos alimentos, ha sido motivo de constante angustia. Los muñecos que se quemarán a fin de año con las figuras de nuestras principales autoridades serán la consecuencia de esta crisis. Para los más pobres, la crisis no estalló con la quiebra del banco Lehman Brothers, sino antes, cuando el precio del kilo de pollo superó la barrera de los 6 soles.


No está de más recordar que la economía peruana se venía recalentando peligrosamente a mediados de este año. Varias empresas enfrentaban cuellos de botella en su producción y se vislumbraba desabastecimiento de energía para el 2009. Los inmuebles subían vertiginosamente de valor por la frenética actividad inmobiliaria. Los precios de una serie de productos de consumo empezaban a incrementarse no solo por los crecientes precios internacionales, sino también por el incremento de la demanda. Todo esto generaba una serie de tensiones sociales y la discusión se centraba en cómo enfriar la economía... hasta que vinieron los vientos helados del norte de América.


Ahora, las empresas que operan en el Perú orientadas al mercado interno aguardan el 2009 con cautela, pero, a diferencia de otros países, sin caer en el pesimismo. Será un año de ajustes para incrementar la productividad, se postergarán algunos proyectos inciertos, pero nadie dejará pasar oportunidades ni le regalará mercado a su competencia. Los consumidores, por su parte, tampoco están dispuestos a postergar la atención de sus necesidades. Algunas familias de clase media serán algo más prudentes al tomar créditos, lo que frenará la venta de bienes de mayor valor, pero los sectores populares, que viven al día, seguirán consumiendo lo que necesitan mientras tengan empleo.


El Gobierno ha reaccionado correctamente con un conjunto de medidas contracíclicas para que el Perú continúe por la senda del crecimiento. Está muy bien estimular la inversión en infraestructura y la eliminación de trabas burocráticas, de manera de sostener el empleo e incrementar la competitividad nacional. Pero las autoridades no deben perder de vista que el éxito de la política económica para el ciudadano común se sustenta en que los precios de los productos para el hogar se mantengan estables. Si el Perú logra atravesar la crisis internacional con tasas de crecimiento del 5% al 7% del PBI y una inflación anual menor al 3% el 2009, pero especialmente el 2010, no solo se incrementará justificadamente la popularidad presidencial, sino que se reforzará de manera considerable la confianza de los peruanos en su futuro.
EL COMERCIO

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