29.12.08

Por la juventud

¿Qué podemos hacer por los jóvenes en el 2009? Y ¿quiénes y cómo podemos ejecutarlo? Las respuestas son muchas y variadas. Pero lo cierto es que ambas interrogantes abren dos líneas de acción interesantes que no deben quedar a la deriva en una nación que se proyecta al futuro con dinamismo. ¿Cuánto hemos hecho por los jóvenes en este año que culmina y qué podemos mejorar para el próximo ejercicio?

Antes que encasillarse en el debate y la labor en pro de la juventud, la tarea al interior de los organismos estatales ad hoc debería formar parte de las convicciones propias de la dirigencia política y, en particular, involucrar asimismo a los líderes del sector privado, de los gremios, de la Academia, etc. Si somos conscientes de que la juventud es nuestra reserva moral y social, necesitamos darnos cuenta de la importancia que significa atenderla. Es nuestro capital humano más inmediato, es la fuerza material y espiritual del país.

De modo que, a manera de responsabilidad social, todos los sectores deberían imaginar fórmulas que contribuyan a promover moral e intelectualmente a los jóvenes. Ahora bien, no nos atrevemos a señalar –desde este corto espacio– aspectos puntuales de la forma como efectivizar esas acciones. Ello depende de la visión y misión de cada ente estatal, gremial, cultural o particular. Por último, nuestro papel en este caso es simplemente llamar la atención sobre el abandono en el que se encuentra el grueso de los jóvenes.

Por ejemplo, en reciente mensaje el Arzobispo de Lima, cardenal Juan Luis Cipriani, hizo un llamado a la juventud para que no se aleje de Dios y busque un ideal que dé sentido a sus vidas. Además manifestó que se requiere sembrar entusiasmo en la juventud, ya que actualmente ella se ve rodeada de un ambiente “aburrido” y mediocre. Por nuestra parte creemos nefasto que la juventud siga siendo presa fácil de un mundo superficial y sin valores, un universo que induce a los jóvenes a la degradación, al pandillaje, al delito pero, sobre todo, a la droga. De modo que es fundamental la difusión de ideales superiores entre la juventud al tiempo de coadyuvar a entregarle herramientas intelectuales que le permita proyectarse al futuro con un mejor sentido de vida.

De otro lado, es obvio que compete directamente a los padres de familia facilitar la ruta por donde caminarán sus hijos. Sin embargo, ello lamentablemente no siempre funciona. Por eso, entre otras instancias, nos dirigimos a entidades como los partidos políticos. ¿Qué están haciendo por los jóvenes? También invocamos a los gremios empresariales, a los organismos no gubernamentales y a las centrales de trabajadores. ¿Qué medidas adoptan a favor de la juventud? La lista de organizaciones no acaba, en especial en cuanto se refiere a aquellas entidades dedicadas a la educación. Pero lo concreto es que necesitamos tener presente a nuestra juventud. Miremos al 2009 que ya toca a nuestras puertas, para plantear metas a favor de brindar nuevas oportunidades –y mayor solidez moral– a nuestros jóvenes.

LA REPUBLICA

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