27.12.08

¿Otra Teletón?

Recordemos a quienes luchan contra el narcoterrorismo en el VRAE. Si el Gobierno no las fortalece, aunque sea intentemos una Teletón para ayudarlas
Por Hugo Guerra


Alegre lector, no quiero ser aguafiestas en vísperas del Año Nuevo, pero debo llamar su atención sobre quienes arriesgan su vida en defensa de la viabilidad del Perú frente al narcoterrorismo.


Me refiero a los oficiales y soldados de las FF.AA. y policiales que se están enfrentando en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE) con los rezagos de Sendero Luminoso, hoy convertidos en sicarios de los cárteles del narcotráfico.


En esa zona terriblemente agreste --tal como ha explicado un amplio informe de la Unidad de Investigación de este Diario--, un puñado de tropas viene librando una lucha focalizada que, en mucho, recuerda ciertos episodios de la guerra de Vietnam. Y, uno de los paralelismos más alucinantes es, precisamente, que las armas con las que luchan nuestros soldados son similares a las que se usaron en aquel conflicto entre las décadas de 1960-1970, y en el mejor de los casos, equivalentes a las soviéticas empleadas en Afganistán hacia 1981.


¿Es responsable que, mientras el Estado debiera defenderse con ayuda de satélites militares, aviones bombarderos para operaciones especiales y artilugios de última generación, a los comandos casi se les asignen palos y piedras? ¿Así se gana tiempo y se minimizan las bajas?


En Vizcatán las tropas apenas pueden avanzar unos 100 metros diarios bajo fuego de SL, y con muy reducida capacidad para evacuar heridos. La logística --de la cual depende el éxito en cualquier conflicto-- es muy precaria.


¿Cómo se permite eso si en las operaciones en el VRAE están en juego los objetivos centrales de quebrar la cadena del tráfico ilegal de cocaína, y acabar con el terrorismo senderista?


Detrás de esta descripción, por supuesto, está el drama humano. Allí, como en otras zonas donde se libran combates contra el narcotráfico, la moral del personal se mantiene a punta de convicción, de entrega sin egoísmos y sin arredrarse ante las campañas intimidatorias de quienes odian todo lo militar y de aquellos que, encima de todas las penurias, inclusive acechan para enjuiciarlos por inexistentes violaciones de los DD.HH.


Frente a esto la sociedad peruana de una vez por todas debe tomar conciencia de lo que ocurre con nuestras FF.AA. en general, y con la lucha antinarcoterrorista en particular. No puede reeditarse lo de la década del 90, cuando el terrorismo parecía "cosa de indios", hasta que los comunistas de Sendero Luminoso volaron en pedazos el barrio de Tarata, en Miraflores. También se necesita fortalecer las tropas, y si el problema oficial fuese la falta de dinero (excusa de antemano inaceptable), pues que se convoque al recurso lamentable de otra Teletón, porque así como se necesitaba echar a andar a los minusválidos de San Juan de Dios, también urge rehabilitar a quienes, literalmente, arriesgan el pellejo para defender a nuestra lisiada democracia.

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