29.12.08

Shock de combustibles

Este mes de enero puede representar un punto de inflexión para el gobierno, no sólo en cuanto a aprobación popular, sino ya en llevar la fiesta en paz hasta el 2011 y garantizar que su sucesor no sea algún demagogo aventurero que nos entregue a la férula del chavismo y a sus barbaridades, echando por la borda casi dos décadas de laboriosa reconstrucción económica tras el colapso generado por el nefasto modelo velasquista (que duró de 1968 a 1992) y el retroceso que significó la gran y larga crisis económica originada en 1998.

Porque enero es el mes en que se supone que por fin -eso han prometido al menos- bajarán sustantivamente los precios de los alimentos industriales (lo que aliviará de paso la ineludible alza de algunos productos agrícolas, fenómeno típico de cambio de clima. Vienen los huaicos serranos a cerrar la Carretera Central), que básicamente fue el factor que causó el desplome urbano de García en las encuestas. Eso daría el sano mensaje de que las cosas bajan de precio -así como suben- por los fenómenos internacionales, legitimando a la economía de mercado.

Los industriales de los alimentos le estarán entregando el poder a Humala si pecan de ambiciosos cortoplacistas.

Y el régimen debería acompañar esta rebaja con una disminución importante del precio de los combustibles, como de S/.3 por barril. Se entiende que se quiera mantener precios altos para pagar al Fondo de Estabilización y que sin éste la gasolina hubiera pasado los S/.20, pero eso ya es insostenible con este precio del barril que cae día a día y además estamos hablando de tan sólo una deuda por US$400 millones a las refinerías (eso de que han perdido US$200 millones por problemas de stock es un problema exclusivamente de ellos y no del fisco. ¡No jodan con que también el usuario les tiene que financiar sus malas decisiones empresariales!), que tranquilamente el MEF podría pagar de un cocacho con los S/.10 mil millones que tiene ahorrados o financiarla de alguna otra manera (como bonos internos o darles crédito tributario a cuenta del IR). Una disminución combinada de alimentos industriales y combustibles (¿y por qué no baja más el balón de gas? ¿Y por qué el GNV tiene tanto margen en los gasocentros?) le pondría -sanamente- dinero a la gente en los bolsillos y evitaría que una fuerte caída en la actividad económica nos visite en el verano.

Ya sé que a mi amigo Roberto Abusada -cercano al MEF- no le gusta nada la idea de bajar la gasolina (lo manifestó en el programa de Althaus), pero ya es una tontería -tanto política como económica-, un capricho purista absurdo, que la gasolina siga tan cara por tan sólo US$400 millones, cifra que es una minucia frente al presupuesto y el PBI, algo -reitero- perfectamente financiable.

Ya dejen de apretar cuando pueden soltar un poco la cuerda, sobre todo con esta amenazante recesión mundial. Estimulen un poco y no guarden tanta caja o apuesten a obras que todos sabemos no van a hacer ni al 60%. ¿O Abusada ha olvidado la recesión de 1998, cuando asesoraba al MEF de Baca y nos mandaron a todos quebrados a Indecopi (aunque allí mucho más culpa tuvo el BCR)?

Aldo Mariátegui

CORREO

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