23.12.08

¿Se rompe el ciclo?

No andaba mal encaminado el velasquista Bernales cuando escribió ayer en el Decano que los fines de década en el Perú suelen coincidir con grandes cambios sísmicos. Así como suelen comenzar las crisis económicas en los años terminados en 8, también se dan estas dramáticas variaciones políticas, típicas de un país tan inestable.

Veamos:

- La segunda década del siglo XX, dominada por la República Aristocrática, terminó con el advenimiento del Oncenio en 1919, la larga dictadura civil leguiista que acabó con esa limitada democracia y su partido dominante, el civilismo.

- El Oncenio colapsa en 1930, desapareciendo su caudillo y su Partido Democrático Reformista para darle paso al Ejército, el partido político más antiguo del Perú (Basadre), que gobernó primero con urnas y un partido (el electo Sánchez Cerro y la fascistona Unión Revolucionaria) para pasar luego, en 1933, a ser una dictadura militar clásica (el mariscal Benavides con su Orden, Paz y Trabajo).

- Llega 1939 y el militarismo decide replegarse para dejar a un régimen civil con ciertas formas democráticas: Prado. Este regreso al péndulo civil se intensifica en libertades públicas con la elección de Bustamante y Rivero y su Frente Democrático en 1945, que colapsa en 1948 por el pésimo manejo económico y la pinza derecha y APRA.

- Así, cerca del fin de la década regresa con el partido militar con Odría. Más politizado que Benavides, no se queda en el esquema de la dictadura clásica sin caretas, sino que convoca a elecciones controladas con su Partido Restaurador y juega a tener formalidades de seudopresidente constitucional mientras manda con puño de hierro. Pero el tiempo lo desgasta y tiene que irse tras 8 años en 1956.

- Aquí en 1956 se dan elementos mixtos de 1939 y 1945, porque Prado regresa con un régimen plenamente democrático, pero el cambio se da casi a mitad de década. Y como que sigue la excepción, pues la elección del primer belaundismo en 1963, tras una breve administración militar favorable a su candidatura, marca una continuidad civil democrática.

- Pero volvemos al cambio de fin de década (1968) con una dictadura militar ya no clásica sino exacerbada. Sin partido, con una confiscación totalitaria de la prensa (que ni Leguía ni Odría hicieron) y con todos los altos cargos ocupados por militares. Se da un primer cambio en 1975, cuando Velasco es derrocado por el más moderado Morales Bermúdez. Este comienza a nombrar civiles y convoca luego a elecciones constituyentes (para zanjar formalmente el régimen económico velasquista) y generales.

- Otro fuerte cambio de fin de década: regresan los civiles en 1980 con Belaunde, aunque ni él ni su sucesor desmontan el modelo económico velasquista y más bien García trata de profundizarlo estatizando la banca (algo que ni Velasco intentó).

- Llega 1990 y un régimen difícil de categorizar, que trae el inmenso cambio de acabar con el régimen económico velasquista. Es civil y popular, pero al mismo tiempo se alía con el partido militar (general Hermoza) y aparece un novedoso e insólito tercer partido: el servicio secreto (Montesinos). Hay libertades pero también represión y cooptación corrupta. No llega a ser una dictadura civil como el primer pradismo y el Oncenio. Tampoco se relaja tras su reelección en 1995, como se esperaba, sino más bien se endurece.

- Viene el gran cambio de nueva década (2000) y la llegada de dos gobiernos civiles democráticos sucesivos. ¿Seguiremos el 2011 en la democracia con ortodoxia económica (Castañeda, Toledo, Lourdes) o volverá el cambio militaroide con Humala (o Donayre) o con una restauración fujimorista con Keiko?

Aldo Mariátegui

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