28.12.08

La ley del embudo

En carta al Congreso, el presidente ha confirmado que no promulgará la ley de exoneración a las gratificaciones. Al final de cuentas, esta decisión resulta siendo la más sensata, ya que si bien estamos de acuerdo con el principio de reducir impuestos a los salarios como una forma de devolverle dinero al ciudadano y de reducir incentivos a la informalidad laboral, la manera como se aprobó el proyecto crea precedentes nefastos.
En primer lugar, requería de un análisis a fondo que no se realizó y no se puede permitir que se legisle a la ligera. Asimismo, implica un retorno a la iniciativa de gasto por parte de los congresistas, que fue una de las causas del colapso fiscal en el gobierno del “otro” García.

Sin embargo, el problema persiste: la carga tributaria es excesiva y, como consecuencia de ello, el Perú tiene la quinta economía más informal del mundo. Lamentablemente, el Gobierno no solo no plantea alternativas sino que los argumentos que da para no promulgar la ley son absurdos.
Repite la cantaleta de que solo beneficiaría a los 'privilegiados’ que tienen trabajo y pagan impuestos, con lo cual el presidente les está diciendo a los jóvenes del país que se mantengan en la libertad de la informalidad, ya que si cometen el error de entrar a una planilla formal, el Estado los explotará sin remordimientos porque son considerados unos privilegiados por pagar impuestos. Mientras que el supuesto peligro inflacionario de una reducción de impuestos no es tal y seguro que fue incluido en la carta solo para asegurar que García la firme ante su terror a la hiperinflación.

Por otro lado, esta tendencia a explotar a los mismos de siempre se ha confirmado con el mínimo aumento de la UIT (Unidad Impositiva Tributaria), la cual, por segundo año consecutivo, no sube con la inflación. De haber seguido este gobierno con la tradición, la UIT para el 2009 sería de 3,850 soles en lugar de 3,550 soles. Como las primeras 7 UIT de ingresos anuales están exoneradas, a todos los trabajadores del Perú les estarán aplicando injustificadamente impuestos a 2100 soles de sus ingresos. Pero este maltrato estaría justificado, según la extraña lógica del Gobierno, ya que solo perjudica a los privilegiados que trabajan y pagan impuestos. Pocas veces los contribuyentes hemos visto un ejemplo tan evidente, y por escrito, de la ley del embudo: ancho para el Estado, estrecho para uno.

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