Hoy es el último sábado de 2008 y a una le entran unas ganas locas de que el próximo año todo sea mejor. Por ejemplo el Congreso, la administración pública, el gobierno, el gobernante, el periodismo, los militares, el Poder Judicial, el tránsito, las regiones, las municipalidades, la educación, los caminos.
Se imagina usted un Parlamento en el que los legisladores no mientan o en el que trabajen para acelerar las soluciones que necesita el país y no para las cámaras de televisión, o mejor, en el que se expresen con propiedad y no propongan sandeces. ¿En el que los congresistas produzcan leyes y reglamentos que desenreden el nudo administrativo que tiene atrapado al Estado?
Imagino al presidente Alan García dejando de hacer mítines como si todavía estuviera en campaña y dedicando ese tiempo a organizar reuniones de trabajo en las que se discutan a profundidad los álgidos problemas que agotan las fuerzas de los peruanos.
Sueño con que el Poder Judicial se actualice tecnológicamente y aplique el Nuevo Código Procesal Penal, y así se desatore la increíble carga procesal que obliga a los jueces a demorar años para poder emitir una sentencia.
Cuánto bien nos haría a todos que Patria Roja suelte el SUTEP para que el gobierno, con la ayuda de Consejo Nacional de Educación, pueda reformar el sistema educativo que actualmente deja a la mayoría de nuestros niños pobres sin entender lo que leen y, por lo tanto, sin ninguna oportunidad en la vida.
Aspiro a que un buen regidor y un buen jefe policial se atrevan a eliminar la vuelta a la izquierda en las grandes avenidas de Lima y a multar a las empresas que demoran más de lo necesario en reparar una calle o en asfaltar un tramo de pista.
Y quisiera que los periodistas abandonen la hipocresía y no le metan de contrabando al público sus ideas y sus ambiciones políticas. Que sean honestos y se definan ideológicamente para que la gente sepa en qué cree quién lo informa y así pueda comprender la carga positiva o negativa que cada uno le pone a la noticia.
Ese es mi deseo para el año nueve, que el Perú empiece a acercarse al orden, a la justicia y al progreso.
*Esta columnista tomará vacaciones el mes de enero, ojalá que me extrañe.
Cecilia Valenzuela
Se imagina usted un Parlamento en el que los legisladores no mientan o en el que trabajen para acelerar las soluciones que necesita el país y no para las cámaras de televisión, o mejor, en el que se expresen con propiedad y no propongan sandeces. ¿En el que los congresistas produzcan leyes y reglamentos que desenreden el nudo administrativo que tiene atrapado al Estado?
Imagino al presidente Alan García dejando de hacer mítines como si todavía estuviera en campaña y dedicando ese tiempo a organizar reuniones de trabajo en las que se discutan a profundidad los álgidos problemas que agotan las fuerzas de los peruanos.
Sueño con que el Poder Judicial se actualice tecnológicamente y aplique el Nuevo Código Procesal Penal, y así se desatore la increíble carga procesal que obliga a los jueces a demorar años para poder emitir una sentencia.
Cuánto bien nos haría a todos que Patria Roja suelte el SUTEP para que el gobierno, con la ayuda de Consejo Nacional de Educación, pueda reformar el sistema educativo que actualmente deja a la mayoría de nuestros niños pobres sin entender lo que leen y, por lo tanto, sin ninguna oportunidad en la vida.
Aspiro a que un buen regidor y un buen jefe policial se atrevan a eliminar la vuelta a la izquierda en las grandes avenidas de Lima y a multar a las empresas que demoran más de lo necesario en reparar una calle o en asfaltar un tramo de pista.
Y quisiera que los periodistas abandonen la hipocresía y no le metan de contrabando al público sus ideas y sus ambiciones políticas. Que sean honestos y se definan ideológicamente para que la gente sepa en qué cree quién lo informa y así pueda comprender la carga positiva o negativa que cada uno le pone a la noticia.
Ese es mi deseo para el año nueve, que el Perú empiece a acercarse al orden, a la justicia y al progreso.
*Esta columnista tomará vacaciones el mes de enero, ojalá que me extrañe.
Cecilia Valenzuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario