RETROCESOS QUE NO LLEVAN AL DESARROLLO
Por Fernando Cillóniz B.
El Gobierno tiene su plan anticrisis bueno, regular o malo, pero lo tiene. No obstante, pareciera que también tiene su antiplán anticrisis. Y no me refiero a la oposición irresponsable que todo lo cuestiona, todo lo traba y todo lo critica. Me refiero al propio aparato estatal que, también, todo lo cuestiona, todo lo traba y todo lo critica.
Una cosa es el mensaje del presidente García y sus ministros y otra cosa es el accionar de los funcionarios de los ministerios e instituciones públicas. Unos jalan para un lado y otros para el otro. Unos promueven las inversiones y otros las traban. O como diría el genial Cantinflas: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
La entrega de vehículos de carga nuevos demora más de la cuenta porque no hay placas de rodaje, y --¡cuándo no!-- la policía no permite el uso de licencias temporales de circulación.
El Instituto Nacional de Cultura no autoriza reconstruir la casa hacienda San José en Chincha, a pesar de que se vino abajo en el último terremoto. Pereciera que el INC prefiere que San José permanezca en ruinas para siempre, en vez de que recobre su ancestral esplendor.
El Inrena no otorga licencias de uso de agua a empresas que disponen de cientos de millones de dólares para invertir en proyectos agroindustriales en Piura, a pesar de que el río Chira bota cualquier cantidad de agua al mar, todos los días.
Por supuesto, hay perros del hortelano dentro del sector privado que no quieren que se otorguen licencias de uso de aguas que se pierden en el mar. Pero para eso está el Gobierno, para imponer su liderazgo y la razón a favor del desarrollo del país. De lo contrario, ¿para qué está el Gobierno?
Hace algunos meses se dijo que ya no habría más colas para pagar el impuesto de salida en los aeropuertos, pero nada que ver. Ahí están las colas, trabando, incomodando y entregando ridículos vueltos de céntimos de sol.
Y así por el estilo. La actitud de una inmensa mayoría de servidores públicos no guarda la más mínima relación con el plan anticrisis del Gobierno. Al contrario, pareciera que jamás se han enterado de lo que hace poco anunció el presidente García para contrarrestar los embates de la crisis financiera internacional. Por eso digo que --en la práctica-- el Gobierno, en vez de plan anticrisis, está llevando a cabo un antiplán anticrisis. Es decir, el plan del no crecimiento, no inversión y no generación de empleo.
Sinceramente, creo que el presidente y los ministros deben poner más de su parte para cambiar la actitud de sus funcionarios. Esa apatía, ese abuso de poder y --yo diría-- esa mala fe nos están haciendo mucho daño. Aparte de aburrir y de hartar, los peruanos no nos merecemos un servicio tan mediocre de parte del Estado. En todo caso, esa actitud apática y abusiva está echando a perder el plan anticrisis del propio presidente de la República.
comercio
Por Fernando Cillóniz B.
El Gobierno tiene su plan anticrisis bueno, regular o malo, pero lo tiene. No obstante, pareciera que también tiene su antiplán anticrisis. Y no me refiero a la oposición irresponsable que todo lo cuestiona, todo lo traba y todo lo critica. Me refiero al propio aparato estatal que, también, todo lo cuestiona, todo lo traba y todo lo critica.
Una cosa es el mensaje del presidente García y sus ministros y otra cosa es el accionar de los funcionarios de los ministerios e instituciones públicas. Unos jalan para un lado y otros para el otro. Unos promueven las inversiones y otros las traban. O como diría el genial Cantinflas: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
La entrega de vehículos de carga nuevos demora más de la cuenta porque no hay placas de rodaje, y --¡cuándo no!-- la policía no permite el uso de licencias temporales de circulación.
El Instituto Nacional de Cultura no autoriza reconstruir la casa hacienda San José en Chincha, a pesar de que se vino abajo en el último terremoto. Pereciera que el INC prefiere que San José permanezca en ruinas para siempre, en vez de que recobre su ancestral esplendor.
El Inrena no otorga licencias de uso de agua a empresas que disponen de cientos de millones de dólares para invertir en proyectos agroindustriales en Piura, a pesar de que el río Chira bota cualquier cantidad de agua al mar, todos los días.
Por supuesto, hay perros del hortelano dentro del sector privado que no quieren que se otorguen licencias de uso de aguas que se pierden en el mar. Pero para eso está el Gobierno, para imponer su liderazgo y la razón a favor del desarrollo del país. De lo contrario, ¿para qué está el Gobierno?
Hace algunos meses se dijo que ya no habría más colas para pagar el impuesto de salida en los aeropuertos, pero nada que ver. Ahí están las colas, trabando, incomodando y entregando ridículos vueltos de céntimos de sol.
Y así por el estilo. La actitud de una inmensa mayoría de servidores públicos no guarda la más mínima relación con el plan anticrisis del Gobierno. Al contrario, pareciera que jamás se han enterado de lo que hace poco anunció el presidente García para contrarrestar los embates de la crisis financiera internacional. Por eso digo que --en la práctica-- el Gobierno, en vez de plan anticrisis, está llevando a cabo un antiplán anticrisis. Es decir, el plan del no crecimiento, no inversión y no generación de empleo.
Sinceramente, creo que el presidente y los ministros deben poner más de su parte para cambiar la actitud de sus funcionarios. Esa apatía, ese abuso de poder y --yo diría-- esa mala fe nos están haciendo mucho daño. Aparte de aburrir y de hartar, los peruanos no nos merecemos un servicio tan mediocre de parte del Estado. En todo caso, esa actitud apática y abusiva está echando a perder el plan anticrisis del propio presidente de la República.
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