Por: Mariella Balbi
Cuando se toca este espinoso tema nuestra memoria vuela --como en un 'flashback'-- al gobierno de Fujimori y Montesinos cuando estuvimos 'rechuponeados'. En los siguientes gobiernos el país lo supo, pero siguió albergando esta práctica ilegal. El colmo fue la vulnerabilidad de las comunicaciones desde Palacio de Gobierno durante el período de Alejandro Toledo. Este régimen no se queda atrás, en el 2007 se produjo una borrasca con la divulgación de correos privados, aunque sin duda los 'petroaudios' han tenido el récord de sintonía. Cada vez nos preguntamos dónde estarán los equipos del montesinismo, sin caer en la cuenta de que luego de ocho años pueden tranquilamente ser una vulgar chatarra.
El hilo de la madeja nos ha ido llevando a oficiales de la Marina, algunos en retiro y también subalternos. Con nuestros impuestos pagamos su formación, aprenden el oficio y luego lucran con él. No son muchos, pero no son pocos y desde sus empresas mantienen vínculos con la institución, usando sus equipos. Y lo que es peor: marinos en actividad pueden 'dobletear' en compañías privadas, lo cual demuestra una candidez sin límites o una gran tolerancia. La idea es que mejoren su salario haciendo actividades lícitas aunque en la práctica no es así. Si no se les puede controlar, mejor sería prohibir el 'recurseo'.
Cuesta trabajo creer que el jefe de inteligencia de la Marina no conozca 'who is who' en estas empresas, dizque de seguridad, y lo que verdaderamente hacen. Al estar integradas por marinos, en retiro o no, se crea una cofradía mal entendida, propia de los institutos armados.
Lo cierto es que pocos países viven en este colosal 'chuponeo'. Somos un país de espías digno de novela, la presencia de una mujer ligada familiarmente a la Marina le da un toque exótico al argumento. Tenemos el 'chuponeo' que merecemos, está sujeto a la ley de la oferta y la demanda pero también a la informalidad, utilizando al Estado y dando consejos al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
No contamos con una ley que prohíba la importación de estos equipos y pueden venir desarmados, por partes. Bien a la peruana ya se inauguró el debate jurídico sobre si se incrementan las penas para semejante delito. Estamos sumergidos en este destape, ¿será el fin? Mientras, la crisis financiera y sus consecuencias no interesan nada, somos ajenos a esta, de momento no es 'chuponeable'.
EL COMERCIO
Cuando se toca este espinoso tema nuestra memoria vuela --como en un 'flashback'-- al gobierno de Fujimori y Montesinos cuando estuvimos 'rechuponeados'. En los siguientes gobiernos el país lo supo, pero siguió albergando esta práctica ilegal. El colmo fue la vulnerabilidad de las comunicaciones desde Palacio de Gobierno durante el período de Alejandro Toledo. Este régimen no se queda atrás, en el 2007 se produjo una borrasca con la divulgación de correos privados, aunque sin duda los 'petroaudios' han tenido el récord de sintonía. Cada vez nos preguntamos dónde estarán los equipos del montesinismo, sin caer en la cuenta de que luego de ocho años pueden tranquilamente ser una vulgar chatarra.
El hilo de la madeja nos ha ido llevando a oficiales de la Marina, algunos en retiro y también subalternos. Con nuestros impuestos pagamos su formación, aprenden el oficio y luego lucran con él. No son muchos, pero no son pocos y desde sus empresas mantienen vínculos con la institución, usando sus equipos. Y lo que es peor: marinos en actividad pueden 'dobletear' en compañías privadas, lo cual demuestra una candidez sin límites o una gran tolerancia. La idea es que mejoren su salario haciendo actividades lícitas aunque en la práctica no es así. Si no se les puede controlar, mejor sería prohibir el 'recurseo'.
Cuesta trabajo creer que el jefe de inteligencia de la Marina no conozca 'who is who' en estas empresas, dizque de seguridad, y lo que verdaderamente hacen. Al estar integradas por marinos, en retiro o no, se crea una cofradía mal entendida, propia de los institutos armados.
Lo cierto es que pocos países viven en este colosal 'chuponeo'. Somos un país de espías digno de novela, la presencia de una mujer ligada familiarmente a la Marina le da un toque exótico al argumento. Tenemos el 'chuponeo' que merecemos, está sujeto a la ley de la oferta y la demanda pero también a la informalidad, utilizando al Estado y dando consejos al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.
No contamos con una ley que prohíba la importación de estos equipos y pueden venir desarmados, por partes. Bien a la peruana ya se inauguró el debate jurídico sobre si se incrementan las penas para semejante delito. Estamos sumergidos en este destape, ¿será el fin? Mientras, la crisis financiera y sus consecuencias no interesan nada, somos ajenos a esta, de momento no es 'chuponeable'.
EL COMERCIO
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