Hay sectores de nuestra agricultura que se han modernizado. El cambio lo han conseguido en la mentalidad, conceptos y en la forma de administrar las parcelas agrarias. Pero hay otros que persisten en la demagogia, la intransigencia y la nostalgia velasquista como si nada se hubiera movido en los últimos cuarenta años. Por ejemplo, la Confederación Nacional Agraria, la Junta Nacional de los Distritos de Riego del Perú (JNUDRP) y la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) son entidades que todavía no se sacuden de determinados esquemas de lucha propios del siglo pasado.
Afortunadamente cada vez son más los campesinos que se dan cuenta de la demagogia de sus dirigentes. Por eso el paro agrario convocado por la JNUDRP para el 15 de enero de la semana pasada tuvo que levantarse después de 48 horas de haberse realizado ante la ausencia de respaldo de sus propias bases. Esperamos que a partir de ahora se viva un mejor clima, un punto de inflexión en el agro, y confiamos que en el futuro la radicalización de medidas de este tipo se encuentren desterradas. El paro y bloqueo de carreteras son algunos métodos irresponsables a los que siempre recurren los mandamases de los conglomerados agrarios, quienes huérfanos de argumentos sólo saben amenazar a la tranquilidad pública y presionar a las autoridades.
Inclusive cuando se constataba en los mercados la rebaja de precios de algunos productos del campo, tan necesarios en la mesa popular, malos dirigentes agrarios se decidieron por la paralización. Frente a este tipo de acciones, no sólo cabe una crítica a los organizadores del paro sino también a los partidos políticos porque, pese al tiempo transcurrido y el desplome de nuestro agro desde el velascato, no han sido capaces de ganar bases dentro del campo para que confronten ideas renovadoras ante los agricultores con ideología trasnochada que sólo saben, por ejemplo, desinformar sobre el Decreto Legislativo 1081.
Pero esta bandera “de lucha” no es la única en el seno de los gremios agrarios, donde sus dirigentes nunca terminan sus gestiones porque misteriosamente se reeligen para prolongar sus mandatos sin respeto a la democracia interna. Esas otras banderas corresponden a una rimbombante “plataforma del paro nacional agrario”. Pero cuando uno revisa los puntos de esa plataforma, se da con la sorpresa de que sólo eran cháchara y que tranquilamente se podían solucionar mediante el diálogo, máxime cuando hay un ministro de Agricultura que ha dado suficientes muestras de apertura y convicción por la concertación.
Pedir el cumplimiento del pago a los pequeños productores de los incentivos de S/. 8 por quintal de algodón en el marco del programa nacional de formalización; o reclamar que se incluya al sector agrario en el paquete de medidas que el gobierno aplicará bajo el “Plan Anticrisis”, son puntos que pueden estudiarse en la mesa de negociación. Sin embargo exigir que el MEF abone S/. 50 millones a Agrobanco para que una vez más el Estado –es decir, los contribuyentes– se hagan cargo de la deuda agraria es algo sencillamente inaceptable. El fracaso de los dirigentes agrarios velasquistas debe obligar a los campesinos a exigir su inmediata destitución.
EXPRESO
Afortunadamente cada vez son más los campesinos que se dan cuenta de la demagogia de sus dirigentes. Por eso el paro agrario convocado por la JNUDRP para el 15 de enero de la semana pasada tuvo que levantarse después de 48 horas de haberse realizado ante la ausencia de respaldo de sus propias bases. Esperamos que a partir de ahora se viva un mejor clima, un punto de inflexión en el agro, y confiamos que en el futuro la radicalización de medidas de este tipo se encuentren desterradas. El paro y bloqueo de carreteras son algunos métodos irresponsables a los que siempre recurren los mandamases de los conglomerados agrarios, quienes huérfanos de argumentos sólo saben amenazar a la tranquilidad pública y presionar a las autoridades.
Inclusive cuando se constataba en los mercados la rebaja de precios de algunos productos del campo, tan necesarios en la mesa popular, malos dirigentes agrarios se decidieron por la paralización. Frente a este tipo de acciones, no sólo cabe una crítica a los organizadores del paro sino también a los partidos políticos porque, pese al tiempo transcurrido y el desplome de nuestro agro desde el velascato, no han sido capaces de ganar bases dentro del campo para que confronten ideas renovadoras ante los agricultores con ideología trasnochada que sólo saben, por ejemplo, desinformar sobre el Decreto Legislativo 1081.
Pero esta bandera “de lucha” no es la única en el seno de los gremios agrarios, donde sus dirigentes nunca terminan sus gestiones porque misteriosamente se reeligen para prolongar sus mandatos sin respeto a la democracia interna. Esas otras banderas corresponden a una rimbombante “plataforma del paro nacional agrario”. Pero cuando uno revisa los puntos de esa plataforma, se da con la sorpresa de que sólo eran cháchara y que tranquilamente se podían solucionar mediante el diálogo, máxime cuando hay un ministro de Agricultura que ha dado suficientes muestras de apertura y convicción por la concertación.
Pedir el cumplimiento del pago a los pequeños productores de los incentivos de S/. 8 por quintal de algodón en el marco del programa nacional de formalización; o reclamar que se incluya al sector agrario en el paquete de medidas que el gobierno aplicará bajo el “Plan Anticrisis”, son puntos que pueden estudiarse en la mesa de negociación. Sin embargo exigir que el MEF abone S/. 50 millones a Agrobanco para que una vez más el Estado –es decir, los contribuyentes– se hagan cargo de la deuda agraria es algo sencillamente inaceptable. El fracaso de los dirigentes agrarios velasquistas debe obligar a los campesinos a exigir su inmediata destitución.
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