El primer problema para la población peruana es la inseguridad ciudadana. Esta realidad se ratifica en múltiples sondeos de opinión y encuestas. ¿Cómo hacerle frente? Con planes coherentes del Ministerio del Interior; con políticas penitenciarias inteligentes del Ministerio de Justicia; con la acción antidelito del Ministerio Público y el Poder Judicial. Pero también con la participación de las autoridades locales, como la suscrita recientemente entre la Municipalidad Provincial del Callao, el concejo distrital de Carmen de la Legua, la comuna de San Miguel y la Policía Nacional del Perú para brindar seguridad –en especial– a lo largo de las avenidas Faucett y La Marina, principal ruta de ingreso y salida al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
Esta feliz iniciativa debe ser imitada por otros burgomaestres, a cuyos esfuerzos desde esta columna editorial siempre hemos apelado con la voluntad puesta en ir un paso más adelante que la delincuencia común y el crimen organizado, lacras que deben ser enfrentadas con decisión y planificación efectiva. Somos conscientes de que el año pasado dos millones de turistas han llegado al Perú, por lo que el flujo de visitantes al país –arribando a nuestro primer Terminal Aéreo– ha aumentado aceleradamente, siendo presa de todo tipo de antisociales, muchos de los cuales los atacan al paso, robando sus pertenencias personales. Pero también han sido asaltados nuestros compatriotas que regresan o salen de Lima en los semáforos de la avenida la Marina, donde los vehículos que los transportan son presas de robo incluso a mano armada.
Para hacer frente a esa –y a otras modalidades delictivas– las municipalidades mencionadas han firmado un convenio con la Sétima Región de la Policía Nacional del Perú para sumar esfuerzos con la finalidad de brindar seguridad a los ciudadanos –nacionales o extranjeros– que arriban o salen de la capital. Un sistema especial de cámaras, unidades motorizadas y un despliegue estratégico de custodios del orden servirán de prevención y de fuerza de intervención rápida ante cualquier hecho delictivo.
Por cierto que no existe plan seguro antisocial al ciento por ciento. Sin embargo es un paso loable el puesto en práctica por el alto mando de la PNP y algunos gobiernos locales, pues demuestra la preocupación que tienen las autoridades por atender las invocaciones de los ciudadanos para poner coto a la delincuencia. Es positivo también que las autoridades estén dispuestas, como debe ser siempre, a buscar conjunciones y fórmulas coordinadas frente a un problema como la inseguridad ciudadana que tiende a aumentar, razón por la cual esta amenaza sigue siendo percibida por la población como uno de los principales males de la sociedad. Hacer de Lima–Callao una megaciudad atractiva y con orden, no sólo para los turistas sino para los habitantes de nuestro propio Perú, es una tarea urgente.
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Esta feliz iniciativa debe ser imitada por otros burgomaestres, a cuyos esfuerzos desde esta columna editorial siempre hemos apelado con la voluntad puesta en ir un paso más adelante que la delincuencia común y el crimen organizado, lacras que deben ser enfrentadas con decisión y planificación efectiva. Somos conscientes de que el año pasado dos millones de turistas han llegado al Perú, por lo que el flujo de visitantes al país –arribando a nuestro primer Terminal Aéreo– ha aumentado aceleradamente, siendo presa de todo tipo de antisociales, muchos de los cuales los atacan al paso, robando sus pertenencias personales. Pero también han sido asaltados nuestros compatriotas que regresan o salen de Lima en los semáforos de la avenida la Marina, donde los vehículos que los transportan son presas de robo incluso a mano armada.
Para hacer frente a esa –y a otras modalidades delictivas– las municipalidades mencionadas han firmado un convenio con la Sétima Región de la Policía Nacional del Perú para sumar esfuerzos con la finalidad de brindar seguridad a los ciudadanos –nacionales o extranjeros– que arriban o salen de la capital. Un sistema especial de cámaras, unidades motorizadas y un despliegue estratégico de custodios del orden servirán de prevención y de fuerza de intervención rápida ante cualquier hecho delictivo.
Por cierto que no existe plan seguro antisocial al ciento por ciento. Sin embargo es un paso loable el puesto en práctica por el alto mando de la PNP y algunos gobiernos locales, pues demuestra la preocupación que tienen las autoridades por atender las invocaciones de los ciudadanos para poner coto a la delincuencia. Es positivo también que las autoridades estén dispuestas, como debe ser siempre, a buscar conjunciones y fórmulas coordinadas frente a un problema como la inseguridad ciudadana que tiende a aumentar, razón por la cual esta amenaza sigue siendo percibida por la población como uno de los principales males de la sociedad. Hacer de Lima–Callao una megaciudad atractiva y con orden, no sólo para los turistas sino para los habitantes de nuestro propio Perú, es una tarea urgente.
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