8.1.09

Los 80 de la Betty

Creyó en la revolución de Velasco, pero descubrió que los cambios por la fuerza y por decreto solo generan injusticia y más pobreza

Por: Beatriz Boza


"2009, Año de la Unión Nacional frente a la Crisis Externa". En un país como el nuestro, de tantas realidades y contrastes, es todo un desafío articular esa unidad nacional. Somos tan distintos, que nuestra diversidad nos define e incluso, a veces, nos distancia. Salir de la burbuja de nuestra pequeña realidad, poder sentirnos cómodos con nosotros mismos, en cualquier lugar, sin necesidad de tener que esforzarnos para poder ser y estar, es la clave de la unión nacional. Eso es un tema de actitud.


Al cumplir este sábado sus 80, Betty es un ejemplo de ello. Su actitud y trayectoria de vida son un crisol de nuestros contrastes. Hija de hacendado y acostumbrada de joven al Ritz, Plaza y St. George, a degustar beluga y Veuve Clicquot y a comprar en Christian Dior, pasó luego a formar parte de Acción Católica y siempre tuvo un firme compromiso por los pobres.


Una de las primeras asistentas sociales que cursó estudios universitarios, dejó su casa en El Rosario, en San Isidro, para irse a trabajar en la irrigación San Lorenzo, Piura. Con el terremoto del 70 se mudó a Huaraz para apoyar en la reconstrucción.


Renunció a todo privilegio familiar por convicción y fue militante de Sinamos cuando le expropiaron todo a su familia. Por muchos años se dedicó a la alfabetización de mujeres mayores en Comas y no llegó a jubilarse, pues, cuando sus padres bordeaban los 80, se dedicó a cuidarlos con cariño y abnegación.


Sencilla, sensible, alegre y jovial, es el alma de la fiesta, bailando al ritmo de una polca o un vals como de una buena salsa, huaino o tondero. Tiene una admirable capacidad para relacionarse con personas de todo nivel. Disfruta igualmente del más exquisito bife como del más tradicional cuy chactado. No tiene que esforzarse para encajar, le sale natural porque está lo suficientemente cómoda consigo misma como para desenvolverse en cualquier situación, sin ninguna diferencia.


Creyó en la revolución de Velasco, anhelando mejores condiciones para los pobres del país, pero descubrió que los cambios por la fuerza y por decreto solo generan injusticia y más pobreza. Hoy se informa y se maravilla de las transformaciones que logra el mercado al democratizar oportunidades. Como su sobrina, puedo dar fe que Betty Dibós es un testimonio de que las verdaderas transformaciones sociales solo se logran con sensibilidad social, tolerancia, buen trato y el ejemplo.

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