Más allá de los abrazos de Valdivieso con su antecesor-sucesor Luis Carranza, de las sonrisas a las cámaras y de todos los gestos protocolares, más allá de las declaraciones oficiales respecto a que el suelo está parejo y que no tiene por qué sorprender un cambio abrupto en el MEF, lo que se dice es que el “Mago” tiró la toalla al cabo de apenas seis meses porque estaba cansado de que lo presionaran para que “suelte la plata”. Es decir, que acelerara o se saltara a la garrocha los procedimientos y empezara a gastar rápido el dinero destinado al plan anticrisis. A eso se sumaba que había muy poca química personal con el presidente García y con el resto de los ministros.
Pero si bien el “Puma” se lleva mejor con el primer mandatario, nada asegura que las cosas vayan a cambiar con su llegada. Porque el problema no es tanto de personas como de procedimientos en ese Estado elefante del que hablábamos en esta columna días atrás. En el Estado peruano nadie mueve nada sin que exista un papel con al menos veinte sellos, por temor a la Contraloría. Valdivieso, nos cuentan, había sido muy firme en la necesidad de respetar los trámites.
Y aunque probablemente Carranza conteste con mayor diligencia el teléfono si la llamada proviene de Palacio, no es seguro que haga lo mismo con todos los ministros, ni con los representantes de ciertos gremios empresariales a los que su retorno parece haber entusiasmado. Eso para no mencionar a las Fuerzas Armadas, a las que siempre consideró la última rueda del coche, a tal punto que los militares lo declararon extraoficialmente persona no grata. El titular de Defensa debe estar dándose de cabezazos contra la pared en estos momentos. Carranza no es exactamente un hincha de repotenciar las FF AA.
Pero el tema de fondo es el mencionado al comienzo. Valdivieso se apegaba al libro en cuanto a los engorrosos procedimientos y eso había desesperado a un Ejecutivo ansioso de usar los 10 mil millones de dinero fresco asignado para el plan anticrisis. En realidad es un dilema. Marchar a paso de tortuga, respetando normas engorrosas (que requieren para cambiarlas una reforma del Estado inexistente), o saltarlas a la garrocha para ser más eficientes, lo que es atractivo pero tiene sus riesgos. Recuérdese que durante la gestión de Carranza fue aprobada por el MEF en menos de un día, seguramente con la mejor de las intenciones, la partida de 15 millones de soles para compras sobrevaloradas de alimentos del SIS luego del terremoto en Pisco.
Pero fuera de este acto, debido a la presión del momento, Carranza usaba un candado muy grande y con demasiadas vueltas de llave, ni siquiera contestaba el teléfono a sus colegas del gabinete y fue excesivamente rígido a la hora de asignar partidas. Habrá que ver si estas vacaciones han vuelto al “Puma” más flexible, más domesticado, que en su primera gestión. Lo que sí hay que reconocerle es coraje para volver en estos momentos tan difíciles, cuando podía haberse quedado tranquilo en el sector privado.
LA RAZON
Pero si bien el “Puma” se lleva mejor con el primer mandatario, nada asegura que las cosas vayan a cambiar con su llegada. Porque el problema no es tanto de personas como de procedimientos en ese Estado elefante del que hablábamos en esta columna días atrás. En el Estado peruano nadie mueve nada sin que exista un papel con al menos veinte sellos, por temor a la Contraloría. Valdivieso, nos cuentan, había sido muy firme en la necesidad de respetar los trámites.
Y aunque probablemente Carranza conteste con mayor diligencia el teléfono si la llamada proviene de Palacio, no es seguro que haga lo mismo con todos los ministros, ni con los representantes de ciertos gremios empresariales a los que su retorno parece haber entusiasmado. Eso para no mencionar a las Fuerzas Armadas, a las que siempre consideró la última rueda del coche, a tal punto que los militares lo declararon extraoficialmente persona no grata. El titular de Defensa debe estar dándose de cabezazos contra la pared en estos momentos. Carranza no es exactamente un hincha de repotenciar las FF AA.
Pero el tema de fondo es el mencionado al comienzo. Valdivieso se apegaba al libro en cuanto a los engorrosos procedimientos y eso había desesperado a un Ejecutivo ansioso de usar los 10 mil millones de dinero fresco asignado para el plan anticrisis. En realidad es un dilema. Marchar a paso de tortuga, respetando normas engorrosas (que requieren para cambiarlas una reforma del Estado inexistente), o saltarlas a la garrocha para ser más eficientes, lo que es atractivo pero tiene sus riesgos. Recuérdese que durante la gestión de Carranza fue aprobada por el MEF en menos de un día, seguramente con la mejor de las intenciones, la partida de 15 millones de soles para compras sobrevaloradas de alimentos del SIS luego del terremoto en Pisco.
Pero fuera de este acto, debido a la presión del momento, Carranza usaba un candado muy grande y con demasiadas vueltas de llave, ni siquiera contestaba el teléfono a sus colegas del gabinete y fue excesivamente rígido a la hora de asignar partidas. Habrá que ver si estas vacaciones han vuelto al “Puma” más flexible, más domesticado, que en su primera gestión. Lo que sí hay que reconocerle es coraje para volver en estos momentos tan difíciles, cuando podía haberse quedado tranquilo en el sector privado.
LA RAZON
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