En una nueva señal de una economía de consenso, cuyo manejo se va haciendo más predecible, el cambio de ministro de Economía ha sido asumido sin sobresalto al tratarse claramente de dos integrantes del mismo equipo. Más aún, es una garantía para todos el hecho de que para la cartera más importante dentro del gabinete, el gobierno siga designando a técnicos con reconocida experiencia y comportamiento, a pesar de que debe de recibir bastante presión para que nombre a un partidario a medida que nos acercamos a elecciones.
Por tanto, no podemos dejar de reconocer que el presidente sigue actuando con responsabilidad en el manejo económico. Incluso si consideramos que a cargo del MEF nadie se vuelve popular –y que el desgaste personal y político es tremendo–, no deja de ser reconfortante que el gobierno se esté cubriendo adecuadamente con alternativas de recambio al mantener a economistas de alto nivel dentro del equipo general que maneja y, por ejemplo, nombrando a Luis Valdivieso como embajador en Washington. En realidad, la crisis externa de los últimos seis meses ha sido la más intensa en 80 años y eso agota a cualquiera.
Ahora corresponde con urgencia mirar para adelante ya que el mundo sigue cayendo en la más profunda recesión. En ese contexto el Perú sigue siendo un país privilegiado por el crecimiento y debemos de hacer lo que sea para sostenerlo al 6 por ciento. Por tanto, se debería aprovechar el momento del cambio ministerial para revisar la prioridad dentro de la continuidad. El aspecto fiscal es fundamental y la prudencia se debe mantener, pero es igual de importante ejecutar el plan que han anunciado.
Por otro lado, para crecer se requiere la participación del sector privado, para lo que hay que asegurar que no pierda competitividad. Así se requiere voluntad de acelerar la entrega de concesiones y de promover el pago de impuestos en obras. Se tiene que bajar sobrecostos, eliminando aranceles y burocracia. Asimismo, es vital formalizar el empleo y, para ello, hay que implementar con convicción la Ley Mypes que hace más de siete meses fue promulgada. Finalmente hay que introducirle un sentido de urgencia al Banco Central que aún ni siquiera ha bajado el encaje al nivel del año pasado. En fin, crecer debe de ser el principal objetivo del gobierno.
PERU 21
Por tanto, no podemos dejar de reconocer que el presidente sigue actuando con responsabilidad en el manejo económico. Incluso si consideramos que a cargo del MEF nadie se vuelve popular –y que el desgaste personal y político es tremendo–, no deja de ser reconfortante que el gobierno se esté cubriendo adecuadamente con alternativas de recambio al mantener a economistas de alto nivel dentro del equipo general que maneja y, por ejemplo, nombrando a Luis Valdivieso como embajador en Washington. En realidad, la crisis externa de los últimos seis meses ha sido la más intensa en 80 años y eso agota a cualquiera.
Ahora corresponde con urgencia mirar para adelante ya que el mundo sigue cayendo en la más profunda recesión. En ese contexto el Perú sigue siendo un país privilegiado por el crecimiento y debemos de hacer lo que sea para sostenerlo al 6 por ciento. Por tanto, se debería aprovechar el momento del cambio ministerial para revisar la prioridad dentro de la continuidad. El aspecto fiscal es fundamental y la prudencia se debe mantener, pero es igual de importante ejecutar el plan que han anunciado.
Por otro lado, para crecer se requiere la participación del sector privado, para lo que hay que asegurar que no pierda competitividad. Así se requiere voluntad de acelerar la entrega de concesiones y de promover el pago de impuestos en obras. Se tiene que bajar sobrecostos, eliminando aranceles y burocracia. Asimismo, es vital formalizar el empleo y, para ello, hay que implementar con convicción la Ley Mypes que hace más de siete meses fue promulgada. Finalmente hay que introducirle un sentido de urgencia al Banco Central que aún ni siquiera ha bajado el encaje al nivel del año pasado. En fin, crecer debe de ser el principal objetivo del gobierno.
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