Me parece una magnífica decisión de García disponer el regreso de Luis el Puma Carranza al MEF. Éste inspira muchísimo más confianza que Valdivieso en estos momentos en que ya tenemos a la crisis internacional al lado, frenando a Chile y haciendo flecos a Argentina.
Es que Valdivieso había inicialmente exagerado demasiado el peligro inflacionario (que era evidentemente de origen externo. El único que entendió esto en su momento fue precisamente Carranza) y el Mago casi, casi le mete un frenazo innecesario a la economía, que habría descarrilado al tren; se había demorado demasiado en presentar el plan anticrisis; tenía una obsesión con una farragosa emisión de bonos que no era para nada urgente frente a otros temas; no comprendía la importancia de la participación privada en la obra pública; tardó mucho con varios reglamentos urgentes; no soltaba el dinero a la velocidad requerida para evitar un bajón en el crecimiento y no era un buen comunicador. Tenía la típica mentalidad del FMI de buscar obtener superávits y hacer ahorros a como dé lugar, cuando lo que debemos es mantener el crecimiento lo más alto posible hasta que la crisis externa amaine a fines del 2010.
En cambio, ya sabemos que Carranza es un estupendo y experimentado piloto, como aquel que amerizó recientemente el Airbus de US Airways en el neoyorquino río Hudson. Algo similar va a tener que hacer el Puma con este avión Perú, que felizmente sigue volando con fuerza a pesar de las turbulencias externas y que el Puma deberá mantener en el aire.
El cambio es positivo por donde se vea, porque Carranza no sólo tuvo una gestión exitosa, sino que es sabio colocar allí a una persona que conoce al dedillo el MEF y la cosa pública en lugar de apostar por alguien al que le tomaría aclimatarse un mínimo de tres meses, tiempo precioso que no se puede desperdiciar ante lo que se nos viene encima. Además, los agentes económicos van a tomar con tranquilidad este traspaso, dado que ya lo conocen. Y no menos importante, García y Carranza tienen buena química y sintonía, algo vital en un manejo económico que va a tener que ser muy fino y de decisiones muy veloces, donde el tecnócrata va a necesitar constantemente del político y viceversa, en medio de un partido que se pone complicado. No es que sean Sotil y Cubillas, pero se complementan y se entienden rápidamente, algo que según se sabe no sucedía con Valdivieso. Es que no podemos tener una relación poco fluida a este nivel durante una crisis muy seria, como sucedió entre Rodríguez Pastor y FBT en el crítico 1983 o entre Boloña y Fujimori durante todo 1992. Posiblemente, la simbiosis ideal fue la que tuvieron Camet-Fujimori o PPK-Toledo.
Finalmente, se debe reconocer la vocación patriota de Carranza. Es muy valiente volver en los momentos más difíciles después de haber hecho una buena performance. Tranquilamente pudo rechazar la oferta, quedarse a hacer dinero en el sector privado y vivir del recuerdo de una buena actuación. No ha dudado en bailar con la más fea y eso no es poco en un país donde la gente capaz habla mucho pero es muy cobarde para el sacrificio.
Aldo Mariátegui
Es que Valdivieso había inicialmente exagerado demasiado el peligro inflacionario (que era evidentemente de origen externo. El único que entendió esto en su momento fue precisamente Carranza) y el Mago casi, casi le mete un frenazo innecesario a la economía, que habría descarrilado al tren; se había demorado demasiado en presentar el plan anticrisis; tenía una obsesión con una farragosa emisión de bonos que no era para nada urgente frente a otros temas; no comprendía la importancia de la participación privada en la obra pública; tardó mucho con varios reglamentos urgentes; no soltaba el dinero a la velocidad requerida para evitar un bajón en el crecimiento y no era un buen comunicador. Tenía la típica mentalidad del FMI de buscar obtener superávits y hacer ahorros a como dé lugar, cuando lo que debemos es mantener el crecimiento lo más alto posible hasta que la crisis externa amaine a fines del 2010.
En cambio, ya sabemos que Carranza es un estupendo y experimentado piloto, como aquel que amerizó recientemente el Airbus de US Airways en el neoyorquino río Hudson. Algo similar va a tener que hacer el Puma con este avión Perú, que felizmente sigue volando con fuerza a pesar de las turbulencias externas y que el Puma deberá mantener en el aire.
El cambio es positivo por donde se vea, porque Carranza no sólo tuvo una gestión exitosa, sino que es sabio colocar allí a una persona que conoce al dedillo el MEF y la cosa pública en lugar de apostar por alguien al que le tomaría aclimatarse un mínimo de tres meses, tiempo precioso que no se puede desperdiciar ante lo que se nos viene encima. Además, los agentes económicos van a tomar con tranquilidad este traspaso, dado que ya lo conocen. Y no menos importante, García y Carranza tienen buena química y sintonía, algo vital en un manejo económico que va a tener que ser muy fino y de decisiones muy veloces, donde el tecnócrata va a necesitar constantemente del político y viceversa, en medio de un partido que se pone complicado. No es que sean Sotil y Cubillas, pero se complementan y se entienden rápidamente, algo que según se sabe no sucedía con Valdivieso. Es que no podemos tener una relación poco fluida a este nivel durante una crisis muy seria, como sucedió entre Rodríguez Pastor y FBT en el crítico 1983 o entre Boloña y Fujimori durante todo 1992. Posiblemente, la simbiosis ideal fue la que tuvieron Camet-Fujimori o PPK-Toledo.
Finalmente, se debe reconocer la vocación patriota de Carranza. Es muy valiente volver en los momentos más difíciles después de haber hecho una buena performance. Tranquilamente pudo rechazar la oferta, quedarse a hacer dinero en el sector privado y vivir del recuerdo de una buena actuación. No ha dudado en bailar con la más fea y eso no es poco en un país donde la gente capaz habla mucho pero es muy cobarde para el sacrificio.
Aldo Mariátegui
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