24.3.09

Aguas bolivianas

Tal como advertimos este domingo (ver ¿Otro abrazo de Charaña?), nos era casi evidente que la siempre confundida Bolivia iba a reaccionar mal con nuestro requerimiento ante La Haya. Lo que sí constituye una ingrata sorpresa dentro de nuestros vaticinios es que el siempre ponderado líder opositor Jorge Quiroga haya caído en una demagogia incluso peor que la de Evo y haya llegado a decir que el contencioso trata sobre "aguas bolivianas".

¿Aguas bolivianas? ¿Será que Quiroga habrá tomado "unas aguas" antes de declarar? Oiga, los bolivianos no tienen vela en este entierro. Las únicas aguas que podrían reclamar son las que usan ahora los chilenos del Silala boliviano para su desértico norte, pues hace más de cien años que los altiplánicos perdieron su salida al mar por no respetar los tratados de 1866 y 1874 con Santiago (donde habían acordado un arancel con los chilenos que quisieron arbitrariamente desconocer), por torpes (porque era estúpido obrar agresivamente y darle la excusa para un conflicto a un país mucho más poderoso) y por no saber defender hasta el final lo suyo (se evaporaron tras la Batalla del Alto de la Alianza al comienzo de la guerra y nos dejaron toda la carga a nosotros, los grandes idiotas que debimos declarar inmediatamente nuestra neutralidad en lugar de dejarnos envolver en lío ajeno).

Ese pedazo de mar en disputa en La Haya será peruano o chileno, según lo disponga dicho tribunal, pero jamás boliviano. Quiroga debe saber que si los bolivianos tienen alguna vez salida al mar, será por algún gesto caritativo o calculador de los chilenos, pues ya renunciaron definitivamente al litoral perdido en la Guerra del Pacífico por el tratado chileno-boliviano de 1904, que les cerró definitivamente cualquier reclamación. Y como lo establece el Tratado de Lima de 1929, cualquier decisión que afecte a Arica debe pasar antes por el visto bueno peruano. Lo que ahora es evidente es que los bolivianos ya deben olvidarse de que chilenos o peruanos les vayan a ceder una salida al mar al norte chileno de Arica tras el fallo de La Haya. Ningún político de ambos países se mantendría cinco minutos en el poder si termina dándoles a los bolivianos una porción de mar territorial que acaba trabajosamente de ganar o retener, según sea el caso, en dicho tribunal internacional.

Así, su única esperanza sería que los chilenos opten por romper su continuidad territorial y les den una salida al sur de Arica, algo que veo remoto. Además, seamos brutalmente francos: ¿para qué quiere salida al mar un país que hace rato demostró que no es viable -16 constituciones y más de 80 presidentes en 117 años de historia- y donde todo apunta a que se partirá antes de 20 años? ¿Acaso su situación va a mejorar dramáticamente con el fin de su condición de país mediterráneo? ¿No se dan cuenta de la tremenda regresión que experimentan, que Evo Morales ya dejó hace rato de ser un presidente constitucional al modo occidental para volverse un jefe de tribus indígenas, una especie de "Toro Sentado", "Caballo Loco" o "Nube Roja" que no va a abandonar el poder? La burguesía boliviana serrana (como la costeña ecuatoriana) debería traer sus capitales y sus industrias aquí, los que serán bien recibidos. Emigren, que eso -salvo Santa Cruz y la Media Luna- ya está perdido. Allá ya mandará para siempre una oclocracia (basada en la gigantesca barriada de El Alto) y unos jefes tribales.

CORREO

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