23.3.09

Últimas funciones

Cuando faltan cuatro intervenciones más del abogado Nakazaki y un alegato final de Alberto Fujimori para que culmine –se supone que a mediados de abril– el “megajuicio”, nos reafirmamos en lo escrito en esta columna en varias ocasiones: es el único proceso en la historia en el que se pretende sentenciar a un ex presidente en base a recortes periodísticos, testigos acogidos a la “colaboración eficaz” (o sea, sujetos dispuestos a decir lo que les dicten con tal de recibir una pena menor) y una línea argumental basada en algo así como “fulano le comentó a mengano que zutano escuchó que perencejo dijo que Fujimori sabía”.
El juicio a Fujimori se ha convertido en una cuestión de fe para el puñado que lo odia por haber derrotado el terrorismo (grupo en el que debemos incluir a algunos “abogados de la parte civil” que en su momento defendieron a subversivos). Ellos dicen que es culpable porque “tenía que saber”. Y quienes lo respaldan –que son muchos, a tenor de las encuestas que lo colocan como el mejor mandatario del ’80 en adelante y ahora endosan sus simpatías a Keiko para el 2011– afirman, con criterio, que es inocente porque si de presentar pruebas se trata, como en cualquier proceso serio, pues nada de nada.


Pero este juicio, como ya hemos dicho aquí en numerosas ocasiones, de serio no tiene ni un ápice. En las formas, sí, por supuesto. Pero en el fondo, que es lo importante, se trata de un circo, un montaje destinado a humillar al jefe de Estado que condujo una guerra victoriosa y a los mandos militares que participaron en ella. Y Fujimori está condenado de antemano porque en este proceso, como en la mayoría de los que se ventilan en los tribunales peruanos, la presunción de inocencia no existe y la culpabilidad se da por sentada desde el arranque. En vez de que los jueces y fiscales prueben la culpabilidad de un procesado, éste debe luchar por demostrar su inocencia.

En este circo lo único que falta –como comentó en una ocasión con perspicacia un anónimo cibernauta en la página web de RPP–, “es que Abimael Guzmán también declare en el ‘juicio’, como parte civil afectada por la acción contraterrorista, en vista que le mataron a miles de terroristas, e incrimine al Chino por haberlos eliminado. ¡Vivan los derechos humanos de los terroristas! ¡Abajo los derechos humanos de los peruanos que queremos a nuestra patria!”.


LA RAZON

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