27.3.09

Las dimensiones de la crisis

EL EXCESIVO CONSUMISMO TAMBIÉN NOS PASA LA FACTURA

Por: Oswaldo de Rivero Diplomático

La crisis económica mundial ha puesto en evidencia que el mercado no puede corregir sus propios excesos y que el sistema financiero sin regulación es un arma económica de destrucción en masa.

Esta crisis también ha hecho evidente la falta de sentido del sueño americano. Ese estilo de vida de consumo opulento y dispendioso, muy contaminante, que vomita toneladas de gases que recalientan el planeta. Y que ha creado colosales deudas privadas y públicas que están en el origen de la catastrófica crisis económica de insolvencia global que sufrimos ahora.

Hoy todos los políticos se han vuelto keynesianos, quieren repetir la cura de la crisis de 1929. Estimular nuevamente la demanda, que no es otra cosa que reactivar los patrones de consumo insostenibles del sueño americano.

Seguir a Sir John Maynard Keynes en el siglo XXI es peligroso, porque este distinguido economista nunca se imaginó que habría sociedades opulentas de consumo que lanzarían gases, que atrapados en la atmósfera, recalentarían peligrosamente el clima del planeta.

Hoy, Gaia —con el recalentamiento constante de su clima— advierte no reactivar patrones de consumo insostenibles, so pena de ser castigados con grandes calamidades. El planeta ha entrado como actor en este caso y la crisis tiene ahora una dimensión ecológica que no tenía la de 1929.

Hay que tener cuidado por eso con el simplismo neokeynesiano. Es necesario reactivar, pero al mismo tiempo ir cambiando nuestros patrones de consumo, sobre todo el del consumo energético. Saber que si seguimos consumiendo hidrocarburos aumentará el recalentamiento, desaparecerán los glaciales y se creará una colosal escasez de agua en el mundo. Además, se seguirán fundiendo capas de hielo en los polos, subirá entonces el nivel de los océanos y afectará a la mayoría de la población mundial, que hoy vive concentrada en grandes ciudades costeras.

Además de económica y ecológica, la crisis mundial tiene una dimensión geopolítica. El colapso del sistema financiero y la gran recesión que ya estamos sufriendo están disolviendo aún la poca gobernabilidad que existe en el mundo. Se ha deteriorado notablemente el poder unipolar americano y se está abriendo una nueva era geopolítica “apolar”, en la que ni Estados Unidos, ni ninguna otra gran potencia, tendrán capacidad estratégica para controlar una anarquía internacional creciente.

Estamos presenciando el nacimiento de una nueva era geopolítica, la “apolaridad”. Donde todas las grandes potencias brillarán por su impotencia frente a un mundo caótico y fragmentado por la pobreza, el terrorismo, las guerras civiles, el tráfico de drogas, de armas y personas.

En menos de 20 años hemos visto colapsar el Muro de Berlín por falta de mercado y ahora Wall Street por exceso de mercado. Y todo esto envuelto en el recalentamiento acelerado del planeta y la falta de gobernabilidad global. Vivimos tiempos turbulentos y fluidos donde todos los que han pretendido conocer el sentido de la historia han fracasado.

EL COMERCIO

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