24.3.09

La otra bolsa de valores

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

Apuntes a la agenda pendiente de Confiep.

En el día del relevo en la Presidencia de Confiep es oportuno evaluar lo hecho por este gremio en lo que va del gobierno de Alan García, y hasta de sugerirle algunos temas a su agenda.

Una misión –casi evangelizadora– que se impuso Confiep fue ayudar al presidente en el soft-landing del estatismo al mercado. AGP ya había dado, en la campaña, pruebas de fe pero el ‘¿habrá cambiado realmente?’ seguía rondando.

Confiep lo ayudó a que su conversión tuviera credibilidad. Su trabajo fue tan bueno que ahora su influencia en Palacio es la mayor alcanzada en su cuarto de siglo de vida. Tanto, que se ‘bajó’ al anterior ministro de Economía, aunque es probable que ese operativo lo haya concertado el propio Palacio.

Tan cercana es la relación que Confiep se siente corresponsable de la gestión del gobierno. El sábado le preguntaron a Jaime Cáceres por “esas cosas que no se hicieron” en su presidencia, y respondió que “faltó empujar con más ímpetu la modernización del Estado” e “implementar las reformas que propusimos”. Desde 2006, Confiep es actor central en la definición de las políticas sobre la empresa privada y, como tal, ha contribuido a la continuación de lo hecho desde 1990 permitiendo, en el bienio pasado, utilidades espléndidas.

El riesgo es que se acerque tanto a la cocina palaciega que se acabe quemando por la culinaria del chef Alan García, especialmente ahora que está probando platillos ochenteros.

Algo de este riesgo ocurrió con Forsur. Confiep quiso hacer una expresión de solidaridad y de capacidad de reacción ante el drama del terremoto en una zona cercana a la capital y con una economía dinámica. No tuvo la ‘concesión’ de la reconstrucción, pero dejó la sensación de una participación –con un past-president a la cabeza– que creó una expectativa que luego se estrelló ante la constatación de que tener éxito empresarial no garantiza una buena gestión pública.

Un tema pendiente de Confiep es dejar de echarle toda la culpa al Estado y promover también la reforma de la empresa privada que se empezó a esbozar en la última Cade. Otro es empujar más la agenda social del Estado, quizá dejada un poco de lado por verse distante el susto ‘Ollanta 2006’.

Pero quizá el tema pendiente más importante sea promover la ética y transparencia empresarial. Los ‘petroaudios’, chuponeadores y lobbies irregulares son prácticas lamentables ante las que Confiep debiera ponerle más entusiasmo a frenarlas con el fin de combatir la corrupción, inculcándoles a las empresas la idea de que todos los valores no están en la bolsa del Pasaje Acuña. Que hay otra bolsa de valores que, sin duda, es más valiosa para las empresas y para el país.

LA REPUBLICA

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