23.3.09

Por Wensjoe, Ugaz y todos

No tuve el gusto de conocer a Gustavo Wensjoe y a su familia, pero me es evidente que eran magníficas personas. Académico peruano afincado en EE.UU., Wensjoe había venido con su señora canadiense y su bebito de nueve meses a nuestro país para colaborar en una bellísima obra de caridad como edificar un colegio para niños pobres en Huaycán.

Precisamente se estaba dirigiendo allí el jueves pasado con su familia y la nana, cuando por Santa Clara uno de los imprudentes que transitan por nuestras carreteras invadió su carril desde el sentido contrario y mató a todos a excepción de su señora, que me imagino que quedará al borde de la locura cuando salga del coma -ojalá que sobreviva- y se entere de la desgracia.

Otros muy, muy conmocionados son los niñitos del colegio, según nos han referido.

Debe haber sido muy fuerte para sus cabecitas que hayan estado esperando con globos a su ángel guardián y les digan que ha quedado destrozado poco antes de llegar donde ellos, todo esto porque vivimos en un país salvaje donde te juegas la vida cada día que te subes a un vehículo.

No digo con esto que no puedan ocurrir desgracias. Pasan tanto aquí como en la hipercivilizada Europa, pero aquí ya no son hechos excepcionales sino cotidianos. Ya es hora de establecer el orden en las pistas, pues por supuesto que las cosas funcionan cuando se impone la autoridad. Vean nomás cómo ahora se usa el cinturón de seguridad y la gente corre a realizar su revisión técnica en cuanto la Policía se pone enérgica. Pero claro, todo arranca mal cuando se observa que nada menos que el mismísimo jefe del escuadrón Fénix conduce ebrio y choca.

Es que hay medidas elementales que se deben adoptar cuanto antes, como:

-Establecer los juzgados de tránsito, que funcionaban muy bien antes de Velasco. El congresista "Vitocho" García Belaunde hace rato que ha presentado una iniciativa al respecto, pero el Congreso juzga más importante debatir si Cajamarca es la capital del carnaval y sandeces por el estilo.

-Que los juzgados de tránsito te puedan encarcelar por periodos cortos.

No puede ser que existan choferes de combis que les peguen a las mujeres policía o que tengan 300 papeletas y sigan por allí campantes.

-Construir ya una prisión expresa para infractores de tráfico. No deben ir tampoco a infiernos como Lurigancho, pero sí a un penal para primarios, dedicado sólo a este tipo de delitos.

Podría ser El Frontón o un cuartel en desuso.

-No retroceder un centímetro con la revisión técnica, así salgan un millón de taxistas a protestar.

-Como en España, nadie debería sacar su brevete si antes no ha ido a una escuela de choferes seria. Nada de que "me enseñó mi viejo".

-Hacer intensas campañas televisivas, aunque a Verónica Zavala no le hubiera gustado antes esta idea.

Estoy seguro de que la mayoría de gente maneja mal por simple ignorancia.

No deben saber que no se va despacio por la izquierda, que la preferencia en los óvalos la tiene quien ingresó antes o que no se adelanta con la línea continua.

-Sonará raro, pero también es una tontería tener un límite alcohólico de 0,5%, cuando los maniáticamente estrictos yanquis lo ubican en 0.75%. El 90% de los procesos a los cogidos en redadas es a choferes que se ubican entre 0.5% y 0.75%, lo cual es un absurdo al sobrecargar procesalmente a las autoridades. Un tipo con menos de 0.75% puede manejar tranquilamente. Exagerar es improductivo.

PD: Me acabo de enterar del desgraciado accidente automovilístico del colega Álvaro Ugaz y hago votos por su total recuperación. Una lamentable razón más para ejecutar ya lo propuesto en líneas anteriores.

CORREO

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