26.3.09

Para frenar la muerte

UNA AUTORIDAD AUTÓNOMA DE TRANSPORTE

Por: Fernando Vivas Periodista

Necesitamos a gritos una autoridad autónoma que asigne rutas, señalice peligros y frene la muerte. No lo exige un periodista, es la principal propuesta de un excepcional estudio sobre el sangriento caos vial elaborado por los gremios de aseguradoras y vendedores automotores, la Universidad de Lima, el Jockey Plaza, Telefónica y Toyota (ver El Comercio del 27/2/09).

El estudio fue proyectado a Lima, pero nuestra tragedia vial es descentralizada, atraviesa el campo y se congestiona en las ciudades, si no se estrella antes en la carretera. Por eso, hay que proyectar la propuesta en el ámbito nacional, abrirle oficinas regionales y darle un asiento eventual en el Consejo de Ministros. Que la entidad que nos cuide la vida, se encargue desde empadronar a los taxis hasta vigilar los buses interprovinciales, con el socorro de la policía y la cooperación de las autoridades locales, claro está. Por añadidura, que apruebe el diseño de las carreteras en función de nuestra seguridad.

La sangre derramada en lo que va del milenio (22.452 muertos) solo es comparable a la que ocasionó el terrorismo. Por eso es que no podemos escatimar costos burocráticos y debemos asumir el que nos demandaría una nueva instancia. La Defensoría del Pueblo ya lleva publicados varios informes que consideran que el desgobierno vial atenta contra la vida y la salud de los peruanos. Es bueno que la ministra Rosario Fernández hable de un nuevo código de tránsito y de penas endurecidas, pero no basta para frenar tanto bólido que derrapa.

Sí, lo sé, una nueva entelequia no asegura el éxito, pero si la acompaña la selección de cabezas firmes podrá, por lo menos, superar la ineficiencia del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) y de las municipalidades.

A propósito, se critica al MTC por ablandar las sanciones contra los omisos a las revisiones técnicas. Pero, en este caso, tengo un punto de vista drástico: el de Lidercon es un monopolio sin entidad reguladora a la que acudir a quejarse. Que de una buena vez se replantee integralmente este sistema de postergada agonía, para que entren a tallar nuevas plantas y talleres.

No solo las muertes tienen que reducirse, sino los huesos rotos que discapacitan, las rutas entreveradas que multiplican horas hombre perdidas, los taxis que saturan el espacio vital, las emanaciones que hacen más densa y oscura la nube de smog que cubre nuestro estrés.

EL COMERCIO

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