23.3.09

Choque y fuga

Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de muerte violenta para los peruanos. Al escandaloso fracaso del plan Tolerancia Cero, que permite que las carreteras del país sigan teñidas de sangre en un permanente horror de ómnibus criminalmente informales, se suman jueces que son excesivamente benignos en las penas que deberían imponer a los choferes culpables.

En los últimos días hemos presenciado, espantados, accidentes que han destruido a dos familias. En un caso habría existido negligencia del chofer de un camión, mientras que en el otro el culpable estaba ebrio. Se está llegando a un punto tal de peligro en las calles, que si una familia viaja junta, la travesía puede terminar en pesadilla; o quizá una madre con su hijo no pueda ir de compras al mercado sin poner en riesgo su vida. El tema de la inseguridad en nuestras vías viene siendo tratada negligentemente por todos los involucrados, sean policías, jueces, o autoridades, tanto municipales como gubernamentales. Nadie sale bien librado de este fracaso generalizado.

Felizmente, parece que tanto el presidente de la Corte Suprema, como la ministra de Justicia, estarían dispuestos asumir el reto de endurecer las sanciones para los choferes que causen accidentes y de establecer juzgados especiales para asegurar celeridad en los fallos. Incluso uno diría que en el caso de choferes ebrios no se requiere que causen daño para ir presos: el solo hecho de manejar borracho es un acto criminal pues pone en riesgo la vida de los demás. Este conductor debería de ser sancionado con cárcel como es el caso en otros países, donde la responsabilidad que debe asumir un chofer es tratada con más seriedad por la sociedad.

Por otro lado, de poco sirve aumentar las sanciones si es que la policía no mejora en su función fiscalizadora. Para ello es fundamental aumentar el número de efectivos dedicados al tránsito, los cuales podrían provenir de retirar tantos guardaespaldas innecesarios que los contribuyentes pagamos a los congresistas y a funcionarios de Estado. Sería realmente reconfortante ver algún día operativos diarios contra choferes ebrios, con la misma rigurosidad con la que los guardias de tránsito revisan minuciosamente los papeles de los choferes de combi todos los viernes al final del día. Ojalá la ministra del Interior se sume también a esta cruzada y lo haga con entusiasmo.

PERU 21

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