23.3.09

Círculos corruptos

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

La corrupción como un eje de la historia del Perú.

Cuando el tema de la corrupción está en fase de hibernación, pues no parece interesarles mucho a los políticos, la aparición reciente de un libro valioso puede servir para el relanzamiento –al menos mediático– de este fenómeno lamentable.

“Corrupt circles” –círculos corruptos–, del historiador peruano Alfonso W. Quiroz, quien es profesor de historia en Baruch College y en Graduate Center, City University of New York, se presentó el jueves en Washington D.C. y constituye, en poco más de quinientas páginas, una historia del Perú teniendo como eje el fenómeno de la corrupción.

Tal como Quiroz lo describe de un modo sumamente interesante, la corrupción ha sido un elemento de gran relevancia a lo largo de la historia peruana, desde los tiempos de la Colonia hasta nuestros días, dentro de una trayectoria lamentable en la que destaca la gran contribución del fujimontesinismo.

Quiroz realiza estimaciones para calcular lo que todos sospechamos: que la corrupción ha tenido un peso significativo en el deterioro de las perspectivas del progreso del país, y concluye que su costo ha sido nada menos que de entre tres y cuatro por ciento del PBI entre 1820 y el año 2000.

Lo que se desprende de ‘Corrupt circles’ es que la corrupción es crucial para entender el funcionamiento político, la forma de lograr poder y de ejercerlo en el Perú. A eso también se refería hace poco Henry Pease en un artículo en el que hablaba de la corrupción como un hecho estructural en el país.

En este sentido, la corrupción es clave para entender el funcionamiento y organización institucional del país. Suena duro, pero es así, y lo mejor será reconocerlo si se quiere lograr avances reales en su solución.

Algo se ha intentado en el pasado reciente pero de un modo infructuoso. Desde la creación y pronta desactivación de la ONA, hasta la iniciativa frágil –por no tener respaldo político– del premier Yehude Simon en este tema.

El que la corrupción esté tan metida en la estructura del poder en el Perú podría explicar por qué su erradicación es tan complicada, lo que se evidencia en que muchas denuncias sobre corrupción solo son un instrumento para debilitar al enemigo. A unos solo les interesa los relojes de Ollanta Humala; a otros, solo las casas de Alan García. Lo ideal sería un esfuerzo moralizador caiga quien caiga.

La sensación de la mayoría de peruanos es que la corrupción va a estar siempre presente. Pero este valioso libro de Quiroz es un magnífico pretexto para intentar poner el tema, otra vez, en la agenda política nacional, aunque sea por un lapso breve.

LA REPUBLICA

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