21.3.09

Exorcismos

Los blogs caviares han iniciado una campaña contra las operaciones antiterroristas en el VRAE, tomando como pretexto las declaraciones del ministro de Defensa al New York Times. ¿Y qué dijo para despertar las iras de los guardianes de lo “políticamente correcto”? Este es el párrafo que los puso de vuelta y media, (mal) traducido por una de las bitácoras:
“Los funcionarios militares se irritan a causa de los informes sobre abusos. Los activistas de derechos humanos dicen ‘algunos civiles han muerto, qué terrible’”, dijo Ántero Flores-Aráoz, en una entrevista en Lima. Sobre Rosa Chávez Sihuincha, la mujer embarazada asesinada en Río Seco, él sugirió que ella obtuvo lo que se merecía. “¿Qué diablos hacía ella en Vizcatán?”, dijo él. “¿Estaba rezando el rosario? No hay forma. O ella estaba transportando hojas de coca para procesar o estaba llevando productos químicos o era parte de la logística de Sendero Luminoso”

Pues aunque uno de los blogs califique al ministro de “facista” (sic; ni siquiera saben escribir pero pontifican de lo lindo) lo que comentó Flores-Aráoz es una verdad maciza como una catedral, aunque eso escandalice al nada neutral reportero del NYT (que no dice ni pío cuando los estadounidenses vuelan con cohetes aldeas enteras en Afganistán) y a nuestros progres.


Y esto nos lleva a un tema familiar para los lectores de esta columna: la necesidad de expulsar el espíritu maligno que se ha apoderado de la política nacional desde tiempos de Paniagua. Si queremos vivir en paz y progresar no podemos seguir poseídos por el demonio de la venganza y la persecución contra aquellos que nos libraron del terrorismo. Mientras el presente esté atado por el pasado no habrá posibilidad de cambio real.

Pero aquí toleramos desde hace nueve años una innoble campaña de satanización contra las fuerzas armadas, orquestada por un puñado de oenegés, su poderoso aparato mediático (con la ayuda de los bisoños de los blogs) y su brazo judicial, para los cuales no todos los humanos tienen derechos humanos, sobre todo si vistieron el uniforme para defender a la Patria.

Las huestes de Abimael y Polay fueron derrotadas en el campo militar pero gracias a la izquierda caviar triunfaron en el terreno de la propaganda. Con Gramsci como guía, los progres coparon los medios masivos y determinados sectores de la judicatura para que sus acciones psicopolíticas les dieran el triunfo del cual hoy disfrutan, viendo como son humillados quienes arriesgaron sus vidas en la lucha contra el terrorismo.

Lo peor de todo es que por desidia, cálculo político mezquino o simplemente cobardía para no enemistarse con la poderosa maquinaria “derechohumanista”, los partidos políticos, las autoridades, los empresarios y otros sectores han cedido el terreno a estos grupos minoritarios pero vocingleros. Insistimos: más allá de algunos daños colaterales, la lucha contra el terrorismo fue necesaria, justa y legítima. Y el gobierno debería acelerar la ofensiva para liberar el VRAE y tener el coraje de dictar una ley de punto final para que termine la persecución contra los militares. Ese es el exorcismo que el Perú necesita.

LA RAZON

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