23.3.09

Irse por la tangente

LAS RELACIONES PERÚ-CHILE

Por: Enrique Bernales Jurista

Como en otros momentos de nuestra historia, sectores de la dirigencia política del país vuelven a mostrar que las claves y el manejo de la política exterior les son ajenos. No pongo en cuestión el deseo de acumular poder y la ambición, legítima, además, porque es inherente a la política ocupar los más altos cargos de la nación.

Pero carecen de una visión integral de las conexiones y vínculos de interdependencia que caracterizan a la sociedad contemporánea; no han aprendido la lógica elemental de ese adagio romano: “Doy para que des” y su discurso rinde culto al utopismo infantil que proclama un “aislamiento espléndido” que impone condiciones desde el centro de la tierra, “que es mi país”.

De ese modo, tales políticos viven en un mundo de fantasías, absolutamente alejado de la política real y concreta del aquí y el ahora.

Los primeros entretienen o molestan, según la paciencia de cada cual, pero pertenecen al mundo de Disney. De los segundos, que cultivan la sensatez, se puede discrepar de sus opciones y proposiciones, pero son confiables en la conducción política del país.

¿A qué viene esta disquisición? Viene motivada por el desagrado que causa la brecha inoportuna abierta con motivo de la entrada en vigencia del tratado de libre comercio con Chile. ¿Acaso no se sabía desde hace más de dos años la fecha pactada para la entrada en vigor de este tratado? ¿No es cierto también que desde hace un año o más se sabía que la corte de La Haya había fijado el 20 de marzo del 2009 como fecha de la presentación de la memoria peruana en el contencioso peruano-chileno por la delimitación marítima entre ambos países?

El tema marítimo es esencial al Perú e interesa a todo el país. Es, a justo título, un asunto nacional y debe ser asumido por todos, sin fisuras ni debilidades de ningún tipo. Corresponde a esta lógica apoyar sin reservas ni mezquindades al Gobierno que en estos momentos ha asumido la responsabilidad histórica de defender los derechos marítimos del Perú. La sólida posición del Perú ante la corte de La Haya y el mundo entero debe ir acompañada por un frente interno que no se ha resbalado por el camino de las dudas y los cuestionamientos a un tema, también chileno-peruano, como es el TLC entre ambos países; sin duda importante, pero menor al de los derechos marítimos del Perú, ante sí y ante el mundo.

Es, pues, un error de quienes se oponen al tratado, tardíamente además, la pretensión de convertirlo en un asunto que requiere movilizaciones nacionales. Estas, de modo argumental, pueden facilitar la defensa chilena al presentarnos como país dividido que nunca sabe lo que firma. Las discrepancias en este tema debieran tramitarse por vías que la prudencia recomienda: la evaluación periódica, la proposición de mejoras, la negociación bilateral, el acondicionamiento sectorial que nos ponga en posibilidad equitativa de actuar competitivamente en el marco del tratado y, por supuesto, una presencia parlamentaria que, por medio de la supervisión y el control, haga ahora lo que dejó de hacer antes, porque si el tratado tenía debilidades, debió hablar y, sin embargo, calló. En concreto, a poner todos el hombro por la defensa de los derechos de la soberanía marítima del Perú. Ese tema sí merece expresiones múltiples de respaldo y la convocatoria del presidente del Consejo de Ministros a todos los sectores políticos, pues es esa su responsabilidad y no la de avivar polémicas.

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