1.3.09

Toda la prensa no me mima

Por Augusto Álvarez Rodrich
alvarezrodrich@larepublica.com.pe

¿Vio cómo se están pareciendo García y Fujimori?

Alan García y Alberto Fujimori parecen, en varias cosas, cortados por la misma tijera. Por ejemplo, en su necesidad de adulación, en su convicción de que toda crítica es herejía, y en sus ataques y deseos de eliminar al periodismo sin vocación de waype.

Por un lado, el final del juicio a Fujimori trajo a su defensa –ante la desesperación por la sentencia que se le viene– con el argumento falaz de que este proceso está enturbiado porque los medios no están a su favor.

Como ya se ha demostrado, César Nakazaki está equivocado. Primero, porque, en una democracia, los medios de comunicación tienen el derecho de opinar como mejor crea cada uno de ellos, desde sus propias creencias y valores.

Ocurre que el fujimorismo se acostumbró a gobernar comprando periodistas y propietarios de medios para protegerlo. Pero Nakazaki también se equivoca porque el análisis de la cobertura de los principales medios sobre el juicio a Fujimori concluye que es balanceado, y que este cuenta con el respaldo –abierto o ‘solapa’– de un sector relevante de la prensa.

Sí así se porta Fujimori, su émulo García va en la misma, y ayer se mandó ‘de hacha’ con un argumento casi copiado. En Ate, en la celebración del segundo aniversario de ‘Agua para todos’, lanzó un discurso lamentable que debiera ser analizado, por sus implicancias obviamente antidemocráticas, por Max Hernández (en el Acuerdo Nacional y, también, en el diván).

Según el presidente García, él se mata trabajando por los pobres pero nada de esto lo puede conocer la gente “por el centralismo informativo que oculta la buena marcha del país”. Su extenso discurso estuvo dedicado a atacar frontalmente al periodismo porque este no difunde su obra, y lo acusó de promover la desconfianza en políticos como él.

(De paso, su discurso lo vi en un canal privado –el N– que lo repitió después de que lo transmitiera en directo el canal del Estado, perdón, el canal de su excelencia, el doctor García).

Como Fujimori, García se equivoca. Atacar al periodismo independiente es lo que hacía el fujimontesinismo, y es lo que hacen gobiernos poco democráticos como el de Hugo Chávez y el del matrimonio Kirchner en Argentina.

Pero, además, la queja del presidente García es injusta, por carecer de fundamento, si se tiene en cuenta que una parte muy importante de los medios tiene una posición favorable –y algunos muy adulona– con él y con su gobierno. ¿Su insaciable vocación por el halago generalizado lo llevará a seguir persuadiendo a propietarios de medios para que continúen botando a los periodistas que no son aceptables por su excelencia?

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