11.3.09

Apagones

Si pensábamos que el apagón era cosa del pasado, por ejemplo resultado de un atentado terrorista que destruía alguna torre de alta tensión, pues nos equivocamos. Hoy la gran Lima y sectores del norte chico, como Chancay y Huacho, sufren restricciones de energía eléctrica. Ahora bien, esta situación más que dramática resulta paradójica, porque nuestro país actualmente pasa por el período de lluvias que debería alimentar satisfactoriamente la potencia de las centrales hidroeléctricas, y además –MEM dixit– contamos con reservas de gas natural que ya quisieran tener muchos países. Sin embargo los recortes eléctricos son cada vez más frecuentes y se dan en áreas cada vez más pobladas e industrializadas.



Hay más de un responsable en esta situación anómala que perjudica a por lo menos ocho
millones de personas. No obstante por allí alguien dice que la abundancia de lluvias carga los ríos con más lodo, y que ello obliga a limpiar las centrales hidroeléctricas o a realizar el mantenimiento de las mismas. Se apela a una verdad monumental, pero que es tan cierta como que no es la primera vez que llueve en la sierra y selva el país. Lo que sucede es que sencillamente no se han adoptado las previsiones del caso para que las centrales conserven disponibles las reservas de contingencia que eviten llegar a los cortes del fluido eléctrico. Llevamos pues décadas conociendo nuestra realidad meteorológica o climática sin que hasta ahora hayamos impulsado las medidas preventivas –y correctivas– del caso.

Lamentamos seriamente que el gobierno anterior y el actual hayan descuidado esa planificación. Carecer de aquella tarea estratégica hoy nos pasa la factura. Por ejemplo, la falta de política en el tema hidroenergético. La culpa de los cortes de luz en más de millón y medio de hogares no se debe al “exceso de lluvias” sino a la falta de previsión del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES). Y encima de esta orfandad de iniciativas para evitar este tipo de problemas, se agrega la parsimonia del MEM, que debería ser (no lo es) el director de orquesta en el tema energético. Y por si fuera poco, Osinergmin coloca la cereza encima de la crema al anunciar por enésima vez el alza de tarifas eléctricas. La situación es delicada porque obliga a millones de usuarios a aceptar sin remedio que le corten en cualquier momento el suministro de energía eléctrica.

¿Así queremos ser competitivos? Los racionamientos obviamente aumentarán el costo de bienes y servicios de la industria y el comercio. Además, qué curioso que ahora se oriente a todos a no hablar ya del de gas natural para las termoeléctricas sino, ante la demanda desesperada por electricidad, a poner la mirada nuevamente en la construcción de centrales hidroeléctricas. Recordemos que el director general de Electricidad del MEM, Ismael Prado, reconoció que los estudios vienen demostrando que no se puede seguir usando el gas para generar electricidad. ¿Así de simple? Sin embargo esperamos que si esas centrales se construyen, no olviden hacer que cuenten con buenas reservas de contingencia para evitar que se repitan los extremos de emergencia en que nos encontramos. También hay que exigir que el Ejecutivo informe con transparencia a la población este tipo de problemas.

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