13.3.09

Así la coca se vista de seda, coca se queda

En las últimas semanas se ha desarrollando una incipiente corriente que considera que la despenalización en el uso de ciertas drogas 'blandas’ –como es el caso de la marihuana– sería la alternativa menos mala en la lucha contra la drogadicción. Así tenemos que al pronunciamiento a favor de esa propuesta, realizado en enero pasado por líderes de opinión latinoamericanos, se ha sumado un editorial en la ultima edición de la influyente revista The Economist apoyando la legalización, y el día de mañana publicaremos un interesante artículo de Álvaro Vargas Llosa al respecto.

Sin embargo, lo ocurrido en la Comisión de Defensa del Congreso no tiene ninguna relación con esa corriente de opinión. El hecho de que la congresista Nancy Obregón haya planteado, nuevamente, la formalización de los cultivos ilegales de coca, en esta ocasión para permitir la producción de harina, no es sorpresa. Sus intentos por lograrlo con diversos esquemas suman ya como media docena. Pero lo preocupante ha sido el apoyo recibido de varios parlamentarios oficialistas, que inclinaron la balanza a favor de la medida.

Hasta ese momento, el Partido Aprista siempre había estado en contra de la legalización de la coca, por tanto, solo se puede atribuir el cambio de posición a la desesperación por asegurar votos en la próxima elección, buscando ingresar al bolsón electoral de los cocaleros. Esperamos que esta evidente muestra de oportunismo electorero sea rápidamente neutralizada por los líderes de ese partido. Porque si una propuesta de ese tipo se convierte en ley, nuestro país pasaría a ser un paria aislado del actual esfuerzo internacional.

Por otro lado, no existe ni existirá a futuro un mercado de dimensiones que justifique la excepción que se plantea para la producción de sucedáneos de la coca. Por lo tanto, la formalización del cultivo lo único que logrará será eliminar el apoyo internacional a los odiados –por los traficantes– programas alternativos de sustitución de cultivos. Pero sin ninguna duda se puede afirmar que seguirá siendo la elaboración ilegal de droga el destino para más del 90% de la producción de coca. Es claro que aquí no estamos discutiendo cómo humanizar el tratamiento al drogadicto, sino que se trata de un intento por disfrazar, con una capita de harina, la producción masiva e ilegal de pasta básica y de cocaína.

PER21

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