13.3.09

Crecimiento y empleo

Ningún peruano, preocupado por el futuro de su familia y de la nación, puede negarse a apoyar el “Compromiso por el Crecimiento y el Empleo 2009-2011”, propuesto por el jefe de Estado. Al mismo local –el Museo de la Nación– donde el año pasado se realizó la Cumbre ALC-UE, asistieron a la convocatoria presidencial ministros de Estado, el presidente del Poder Legislativo, el alcalde de Lima, autoridades regionales y locales del interior del país, así como representantes de gremios empresariales y de la pequeña industria. Este encuentro expresa la voluntad de los principales actores del país por impulsar los logros obtenidos en materia política, jurídica y económica.

Lo positivo es que a propios y extraños se les da un claro mensaje del grado de conciencia que hay en el Perú respecto a la importancia de mantener el rumbo del crecimiento, que en los últimos tres años sobrepasó todos los pronósticos. Vale recordar que el 2007 el Perú creció más de 8%, y que el año pasado, a pesar de la crisis internacional, nuestra economía se expandió 9.84%. Como bien lo ha puntualizado el presidente Alan García, el Perú está sorteando la recesión mundial. Para ello el primer mandatario fijó en su discurso –a modo de parangón– que se sentía como un general que arenga a sus tropas antes de la siguiente batalla. Según él incluso ya superamos la primera oleada de la crisis, aquella donde los precios del petróleo subieron exponencialmente. Pero ahora toca enfrentar la segunda arremetida, contra la desconfianza y el pánico que provienen desde los países desarrollados.

En ese sentido, parece acertada la convocatoria y el llamamiento a un “compromiso” por el país para organizar las fuerzas del frente interno, exteriorizar la solidez de nuestro sistema financiero y generar el fomento de la inversión y la generación de empleo. El éxito de este mensaje nacional dependerá de la convicción que pongamos en nuestras fortalezas, y de las tareas para corregir nuestras debilidades. No obstante, ante la realidad política, jurídica y económica aludida en el primer párrafo –que debe garantizar la viabilidad de los objetivos de este “Compromiso”–, no faltarán las interferencias y contramarchas tantas veces originadas en el seno del Ejecutivo, del Legislativo o de organismos como la Contraloría y los entes reguladores.

Por ejemplo no habrá estabilidad política sin las reformas constitucionales que el sistema democrático reclama, o cuando tres o cuatro parlamentarios quieren una ley con nombre propio para candidatear a algún gobierno regional o al cargo de burgomaestre provincial o distrital. Tampoco habrá estabilidad jurídica si se promulga una ley de expropiación para beneficiar a los traficantes de terrenos, o cuando se insiste en un proyecto inmobiliario chueco como el de los –invendibles– terrenos de Collique. Menos habrá estabilidad económica si no se amplía la base tributaria o se insiste en impuestos antitécnicos como el ITF y el ITAN. Y finalmente no habrá estabilidad si no se tiene voluntad suficiente para luchar decididamente contra la corrupción y el narcotráfico.

expreso

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