15.3.09

Diálogo de ex presidentes

Por: Adolfo Bazán Periodista

Once no siempre hacen un equipo de fútbol. Lo saben los ex presidentes de igual número de países de América Latina, que el pasado fin de semana se reunieron en Sao Paulo para discutir, con una cuota de complicidad ideológica y afecto mutuo, cuáles pueden ser los próximos pasos en materia de políticas sociales que requiere la región, a fin de plasmarlos en una agenda, una especie de bitácora para no extraviar el camino de la democracia y el desarrollo de aquí a los próximos veinte años.

Digámoslo en otras palabras: personas que podrían dedicarse a escribir sus memorias, hacer turismo o vivir de los respetos que (casi siempre) otorga un pasado presidencial dedicaron su tiempo a reflexionar sobre los problemas que nos atañen, en particular a los grupos sociales menos favorecidos, y cómo la manera de enfrentarlos puede socavar o apuntalar la democracia.

Son ex presidentes que han preferido hacer y no solo dejar ser. Es cierto, algunos de ellos aún tienen posibilidades electorales en sus tierras (por una cuestión generacional y por la dinámica política). Otros, en cambio, cargan el peso de haber encabezado gobiernos poco fortuitos e incluso están quienes no pudieron acabar con sus mandatos. Sin embargo, en medio de pasados y futuros tan disímiles, es rescatable el esfuerzo puesto en la interrelación y el intercambio de experiencias, la apertura al diálogo y a la crítica, la expansión más allá de las visiones cortoplacistas para empezar a cimentar aquellas que serán heredadas por quienes todavía no nacen. En ese sentido, la reunión de los ex mandatarios en Sao Paulo es loable y digna de resaltar.

No ha sido la primera y tampoco será la última, por cierto, pues los ex presidentes (no siempre en igual número) se han encontrado antes en Washington, Lima y Guayaquil; además, se prevé que se materialice una cita más en los próximos meses; todo para procurar presentar la mencionada agenda de políticas sociales durante la XIX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en noviembre, por celebrarse en Estoril (Portugal). Una manera de darle realce al esfuerzo realizado y para que, a despecho de carecer de una carga vinculante, los consensos que se alcancen no queden encarpetados en alguna oficina burocrática.

Los críticos de este tipo de reuniones pueden argumentar que no llevan a nada, que se convierten en espacios para mantener figuración, que se escuchan los diagnósticos de toda la vida, que es una paradoja que se hable de pobreza con saco y corbata… Respetables posiciones, sin duda. Pero siempre será saludable que aquellos que pueden quedarse cómodamente sentados en una tribuna hagan algo más. Fueron once ex presidentes, un número que en América Latina inevitablemente lleva a pensar en fútbol. Y, si en esa materia damos cátedra mundial, la esperanza de hacerlo en la búsqueda del desarrollo no nos puede ser indiferente.

EL COMERCIO

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