1.3.09

Donación con trampa

Como país democrático y soberano el Perú está en su derecho de aceptar o rechazar donativos prevenientes de naciones extranjeras si considera que alguno viene condicionado a un objetivo equivocado. Es más, dentro de la práctica de la buena diplomacia mundial, es intolerable que, de manera unilateral e inconsulta –y más aún sin previamente haberlo conciliado el país donante con nuestro gobierno– se trate de imponer un donativo atado publicitándolo internacionalmente como de interés para el destinatario.

Ahora bien, a quienes todavía les cuesta entender la real dimensión del fenómeno terrorista que vivió el Perú, originado en las canteras ideológicas del marxismo-leninismo-maoísmo, les cae de perilla que Alemania “ofrezca” donar US$ 2 millones a cambio de que nuestro país erija un “museo” que recuerde a las víctimas del terrorismo. ¿Pero acaso en este caso los diletantes son tan ingenuos que no se percatan que quien gana ante la historia con ese proyecto son aquellos que levantaron sus armas contra los peruanos en claro boicot a nuestra sociedad?

Rechazamos esta estrategia –esta coacción– sin duda estructurada por los miembros de la ex Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). La conciencia de nuestros mártires –uniformados o civiles– que ofrendaron su vida ante la dinamita y la metralla de Sendero Luminoso o del MRTA, no se compra con uno ni con mil millones de dólares, vengan de donde vengan. Por eso respaldamos al presidente de la República, al Premier y al ministro de Defensa, por haber tenido la mirada clara en este tema. Un museo de nuestro pasado, pictórico –de nuestro arte contemporáneo– o cualquier otro de carácter cultural siempre es bienvenido. Pero un “museo a la memoria de los años de terrorismo” es caprichoso, cínico y encubridor de asesinos, quienes algunos, directa o indirectamente, buscan elevarlos a la categoría de héroes sociales. Aquellos caviares y caviarones, que quieran limpiar sus conciencias de sentimientos de culpa, de complejos o falsos resentimientos, que se rasguen las vestiduras dentro de sus casas, pero que no vengan a generar más enfrentamientos entre peruanos o a poner diques en la fraternal unión de los connacionales, como lo hizo la CVR.

Entonces estamos ante una donación con trampa, pues para que ocurriera ese gesto del gobierno alemán todo indica que habría intervenido Salomón Lerner, individuo que cuando presidió la CVR –abusando del prestigio de la Universidad Católica– ya saboreó el rechazo público que produjo ese otro monumento al terrorismo que él también gestionó, llamado “El ojo que llora”. Sin embargo ahora no encontró mejor forma de vengarse de quienes denunciaron ese contrabando artístico a favor de los subversivos que impulsar el donativo de un país amigo para poner entre la espada y la pared al Ejecutivo del Perú. También ha quedado en evidencia esa complicidad que tienen los señoritos de la red de ONG –con muy buenos contactos en todas partes– que hasta pueden crearle situaciones embarazosas a un Estado señalándolo ante el mundo con dedo acusador –si éste no recibe la donación– de oponerse a promover entre su ciudadanía el recuerdo del “conflicto interno” vivido.

Lerner y sus acólitos están descalificados para promover este y cualquier tipo de ayuda al Perú. Su temeridad ha llegado a límites inadmisibles. Y ante su abortada trampa perversa, esperamos que las autoridades ahora o más tarde no se dejen amedrentar por la campaña internacional que ha montado la izquierda caviar para chantajear al gobierno si no acepta esa donación compulsiva, condicionada y absolutamente politizada.

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