9.3.09

Dos triunfadoras

¡Qué grandes frases aquellas que �el peor enemigo de un peruano es otro peruano� (anónima), �Caín tenía pasaporte peruano� (anónima), �Perú, país de oro y esclavos� (Bolívar) y �Perú, país de desconcertadas gentes� (Piérola)! Uno queda estremecido con la tremenda mezquindad y el tribalismo que algunos han mostrado con Kina Malpartida y Claudia Llosa. A una la descalifican como peruana porque no le quedó más remedio que inscribirse por Australia para poder desarrollar su carrera deportiva en EE.UU., mientras que a la otra le niegan la legítima capacidad de tener una visión particular sobre el mundo rural serrano por ser costeña, blanca y citadina, mostrando la otra cara del racismo local, de aquel que se habla poco. Estas dos chicas son dos triunfadoras, algo importante en un país de espíritu perdedor, donde los dos más grandes héroes nacionales, lamentablemente hay que decirlo, son dos derrotados (Grau y Bolognesi.

Claro que se me replicará que en Chile se venera al abatido marino Prat en lugar del vencedor general Baquedano�). Curiosamente, no le rendimos mayor culto a nuestros personajes ganadores, como Andrés Rázuri (quien volteó el resultado de la clave Batalla de Junín), José Gálvez (quien derrotó a España el 2 de mayo de 1866 en el Callao), el Mariscal Benavides (quien derrotó a Colombia en 1912 en la selvática La Pedrera) o el Mariscal Eloy Ureta (quien aplastó a Ecuador en 1941). Al mismo Mariscal Cáceres no se le recuerda como se debería, seguramente en parte por su posterior actuación política, que fue muy sangrienta en su abortado intento reeleccionista de marzo de 1895, muy polémica por el Contrato Grace y muy cercana a Leguía (quien le hizo Mariscal en 1919) en los años iniciales del Oncenio. Una terminó de campeona mundial, mientras que la otra ganó en uno de los festivales de cine más importantes del mundo. Y las dos son peruanas, así que a alegrarnos, a felicitarlas y a premiarlas.

No hay sustituto para el éxito, como dicen los sabios. - No sé por qué se me viene ahora a la cabeza una anécdota graciosa, que pinta de cuerpo entero a nuestra improvisada y caudillista política peruana. Don Raúl Beraún Schreiber fue un personaje muy inteligente y simpático, lamentablemente ya fallecido.

Contaba hace años Beraún en una reunión que cuando fue candidato a la Constituyente de 1978 por la ya entonces agonizante U.N.O. (siglas de la Unión Nacional Odriista. Su líder el ex presidentes Odría ya había fallecido en febrero de 1974 a los 78 años) decidió ir a Surquillo y contratar a 50 áulicos para ingresar cargado y vitoreado a la Plaza San Martín a una manifestación partidaria y así armar un poco de barullo, con el fin de salir bien ubicado en los diarios al día siguiente.

Prestos a la movida, todos se colocaron en una esquina. Allí Beraún se trepó sobre los hombros de un fornido moreno y dio la orden de entrar todos juntos a paso rápido. Para su desesperación, su �alazán� se puso a proclamar estentóreamente de partida a llegada �Beraún presidenteee, Beraún presideeenteee�, lo que coreaba el resto, hasta que Beraún, mientras sonreía a la cámaras, le pudo disimuladamente susurrar:

¡Diputado, huevón, diputado

CORREO

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