7.3.09

El legado de un maestro

RECORDANDO A HORACIO ZEBALLOS GÁMEZ

Por: César Robles A Periodista

El 7 de marzo se conmemorarán 25 años de la partida de uno de los dirigentes más queridos del magisterio y del pueblo: Horacio Zeballos Gámez, fundador y primer secretario general del Sutep. Horacio fue un líder multifacético que, entre otras virtudes, supo combinar su accionar político con su devoción por la poesía.

En el plano político-sindical, su figura destaca por haber dotado a los maestros de un poderosísimo instrumento gremial para la defensa de la educación y sus derechos magisteriales: el Sutep. Además, en su eficiente obra como diputado nacional, por la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, en la década del 80, en que fusionó política y ética.

Militante comunista, fue ganado en 1973 por Patria Roja, con el seudónimo Amaru, luego del congreso fundacional del Sutep, realizado en el Cusco en 1972, cuando disputaba la secretaría general con Arturo Sánchez Vicente, delegado de Patria Roja en esa memorable jornada: ¡paradojas de la vida!

En su libro “Maestra vida”, Guillermo Thorndike recuerda: “Como se esperaba, dos propuestas se enfrentaron: Arturo Sánchez Vicente por el Comul y Horacio Zeballos Gámez con el resto. En la primera votación acabaron empatados. Sánchez Vicente había votado por Horacio Zeballos, quien a su vez dio el voto a Sánchez Vicente. La segunda votación conducía al mismo resultado y faltaban los votos de los candidatos a secretarios generales. “Voto por Horacio Zeballos”, se oyó a Sánchez Vicente. Se oyeron aplausos. “Voto por Horacio Zeballos”, dijo Zeballos”. Con esta histórica votación se dio nacimiento al Sutep, la creación heroica de Horacio y del magisterio.

Pero no solo la lucha política y la conducción magisterial fueron su pasión. Las letras siempre lo atraparon. Integrante activo de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA) de Arequipa, su devoción por la poesía lo llevó a cultivar amistades en las diversas tiendas y posiciones políticas. Richard Webb —impensable de afinidad ideológica— evoca, en un artículo del 2008, la relación que entabló con Horacio a raíz de sus inquietudes poéticas y literarias, que lo acompañaron en su desempeño como diputado nacional.

Uno de sus libros más recordados es “Alegrías de la prisión”, un conjunto de 30 poemas escritos en su condición de prisionero de la dictadura de Morales Bermúdez, en los que dejó nítidamente claro su compromiso con el pueblo y los maestros, con la madre y la familia, con la mujer y el amor.

Un paro cardíaco por coma hiperglucémico se llevó temprano la vida de Horacio. Sus exequias fueron una multitudinaria adhesión a su fecunda obra de maestro ejemplar y líder popular y social.

Por esta razón, el Congreso, en acuerdo multipartidario, le rendirá los honores y los reconocimientos que ameritan su señera figura y trascendente obra

EL COMERCIO

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