15.3.09

En busca de la tolerancia perdida

Libertad es permitir a otros hacer algo con lo cual uno puede no estar de acuerdo y, por ello, la tolerancia es la base de la democracia. Cuando las sociedades se polarizan y no aceptan otro punto de vista caen inevitablemente en algún tipo de tiranía. Es alarmante, por tanto, que en los últimos días hayamos presenciado crecientes muestras de intolerancia por parte de políticos, tanto de oposición como del oficialismo.

El tema que más pasiones ha despertado es la propuesta de levantar un museo de la memoria, y el debate parece nuevamente centrarse únicamente en el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, repitiéndose, de esa manera, la polarización que causó su publicación. Para muchos es evidente que, si lo que se busca con el museo es realmente la reconciliación, esta no se logrará si una parte importante de la población –principalmente aquella vinculada a las Fuerzas Armadas– siente que el horror que sufrió no está reflejado en un informe que consideran sesgado ni que estaría bien representado en la eventual exposición.

Sin embargo, es fundamental contar con el museo para que nuestra memoria colectiva no se diluya y tenga un punto focal de reflexión. Tenemos que asegurar que generaciones futuras sepan lo que fueron los años del terror, para no permitir que se vuelvan a repetir. Claramente, en la actual situación, se requiere de un liderazgo sereno, que hoy está faltando, que plantee un proyecto más amplio- que no pertenezca a ningún bando, y que lo sientan como suyo todos los segmentos de la población sin excepción.

Por otro lado, el intercambio entre políticos también adquirió un nivel de inusual agresividad luego de que la invitación de la ministra de Comercio Exterior a Ollanta Humala para debatir sobre el TLC con Chile fuera rechazada de mala manera. Ello, a su vez, generó todo tipo de represalias verbales por parte de otros voceros gubernamentales. Aunque, en realidad, dado que donde escasea la razón abunda la intolerancia, no fue sorprendente que ocurriera el incidente. Más aun, como siempre se paga la mala sangre, parece que el intento de colocar el tratado de libre comercio en un sendero confrontacional, con un evidente objetivo electoral, ha naufragado en la indiferencia demostrada en la marcha en Tacna.

Finalmente, el presidente también dio una muestra de intolerancia cuando llamó termocéfalos a todos aquellos que discrepamos de su demagógica decisión de condonar préstamos. Considerando que al día siguiente del exabrupto realizó una extensa presentación para intentar mantener el optimismo en el futuro, creo que le ayudaría mucho en ese esfuerzo el ser más prudente y tratar de mostrar más tolerancia, ya que esta es siempre un reflejo de confianza.

PERU 21

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