7.3.09

La luna de Paita

La próxima concesión del puerto de Paita, que ProInversión va a entregar a finales de marzo, es vital, pues no sólo significará una inversión importante para Piura, sino que es evidente que la esperada multiplicación del comercio con Brasil a través de la IRSA norte no se concretará si es que no se tiene un puerto a la altura de las circunstancias, algo de lo que lamentablemente la Paita actual está muy lejos.

Además, basta echarle una mirada a la situación portuaria norteña para darse cuenta que Salaverry (La Libertad) y Eten (Lambayeque) están aún más obsoletos en cuanto a infraestructura, con el agravante de estar arenado uno de ellos (y Bayóvar es un puerto interesante, pero posiblemente termine especializado en el tremendo movimiento de fosfatos que le dará la futura explotación de ese yacimiento por la firma brasileña Vale).

De otro lado, Paita cuenta ya con la presencia de una zona franca que podría crecer espectacularmente si se atraen capitales ecuatorianos y brasileños, ambos tentados por nuestro TLC con EE.UU. (estoy hablando a mediano plazo, al margen de lo mal que está ahora EE.UU. Y sinceramente no creo que Colombia ni Panamá, ni ningún país del área vuelva a obtener un TLC con los yanquis en muchos años, dado el auge del proteccionismo), amén de que Correa está asustando cada vez más a sus hombres de negocios con sus excesos filochavistas.

Estos son los momentos en que uno lamenta que Paniagua no haya tenido la visión de continuar con el ingreso de capital privado a los puertos y haya suspendido dicho proceso el año 2001, lo que nos ha significado perder ocho valiosos años. Su sucesor Toledo tampoco impulsó esta reforma tan relevante. De otro lado, ha sido muy oportuno para esta concesión de que se haya llegado a un acuerdo entre Piura y Lambayeque por el uso de las aguas del río Huancabamba para las irrigaciones de el Alto Piura y Olmos, lo que le ha quitado municiones a los radicales. Se espera ciertas resistencias de parte de la roja filial local de Enapu, pero no se avizora que suceda nada serio, más allá de algunos pataleos. La población paiteña en general ve con expectativa este proceso por la posibilidad de más empleos formales directos e indirectos, además de que se les ha ofrecido mejoras en agua potable y saneamiento, lo que esperamos sea cumplido por las autoridades.

Lo que sí urge ajustar en Paita es el tema de la seguridad pública. Varios comensales del tradicional restaurante local �El Liberal� (¡lindo nombre!) comentan en voz baja que por barcos está saliendo mucha droga desde dicho puerto y añaden socarrones que últimamente se está escuchando mucho el acento mexicano.

Ese tráfico siempre acarrea violencia y debe cortarse antes que las cosas degeneren. Este proceso debería seguir con el puerto de Pisco. ¿No se acuerdan las promesas de tener pronto ese puerto en manos privadas tras el sismo, junto a la autopista Lima-Ica? Pues ya van a ser dos años y no hay ni puerto concesionado ni autopista avanzada. ¡Así es el Perú!

CORREO

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